Martín Rodríguez Pellecer /

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El 11 de mayo de 2013, Guatemala ocupó las por-

tadas de los medios más importantes de Europa 

y América porque un día antes un tribunal nacio-

nal condenó al ex dictador Efraín Ríos Montt a 

80 años de prisión por los delitos genocidio y lesa 

humanidad durante su gobierno de 1982 a 1983. 

Era la primera vez que un país procesaba a un ex 

jefe de Estado, con jueces nacionales, en tribu-

nales nacionales, por delitos de lesa humanidad.

Ocurrió en el país con la represión estatal más 

despiadada del continente en el siglo XX y en el 

que los avances democráticos y de construcción 

de un estado de Derecho han sido eclipsados por 

la pobreza de la mayoría de su población, indíge-

na maya, y la violencia epidémica ocasionada por 

las desigualdades y la presencia del narcotráfico. 

La sentencia sentaba jurisprudencia internacional 

porque se incluía como elemento del genocidio la 

violencia sexual contra las mujeres.

Diez días después, el 20 de mayo, la Corte de Con-

stitucionalidad, en un fallo dividido de tres contra 

INTRODUCCIÓN