/ Los militares y la élite, la alianza que ganó la guerra

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bieron los entrenamientos. Y el gobierno de Ríos 
Montt decidió hacer una excepción. Esto porque el 
gobierno de Estados Unidos durante el presidente 
Carter embargó la venta de repuestos militares. Y 
en una acción muy patriótica, diría yo, empezaron 
a apoyar a la Fuerza Aérea. El presidente Romeo 
Lucas dijo en una ocasión en una cadena de radio 
nacional que no necesitábamos de los Estados Uni-
dos. Muchos lo acusaron de loco, pero realmente 
les demostramos que no necesitábamos. En aquel 
momento, Ríos Montt decidió darnos un grado mil-
itar de reserva porque nosotros desde la época de 
Kjell (Laugerud, 1974-1978) ya veníamos volando 
para el ejército, transportando medicinas, médi-
cos, algunos oficiales, que los llevábamos a dife-
rentes lugares y puntos, raciones del ejército que 
no tenían cómo transportarlas y la mayor parte 
de las obras estaban en operaciones fuera de las 
bases militares. Como Nebaj, que era un lugar 
sumamente caliente. Entonces nosotros ayudamos, 
desde antes que nos nombraran Reserva Aérea. Lu-
ego Ríos Montt, por medio del comandante de la 
Fuerza Aérea y algunos de nuestra gente, nos dio 
un grado militar.

–¿Algunos de su gente como Gustavo Anzueto Viel-
man?

–Como Gustavo Anzueto. Decidieron darnos un 
grado y uniformes militares porque volábamos 
en áreas de conflicto y si por alguna razón ater-
rizábamos, que los soldados supieran quiénes éra-
mos porque si no, nos iban a matar si nos encontr-
aban a media selva o en una pista. Para darnos esa 
seguridad nos nombraron subtenientes de reserva 
de la Fuerza Aérea. Nosotros éramos subtenientes 
pero a quienes venían volando desde los cincuenta 
los nombraron tenientes.