/ Los militares y la élite, la alianza que ganó la guerra
47
bieron los entrenamientos. Y el gobierno de Ríos
Montt decidió hacer una excepción. Esto porque el
gobierno de Estados Unidos durante el presidente
Carter embargó la venta de repuestos militares. Y
en una acción muy patriótica, diría yo, empezaron
a apoyar a la Fuerza Aérea. El presidente Romeo
Lucas dijo en una ocasión en una cadena de radio
nacional que no necesitábamos de los Estados Uni-
dos. Muchos lo acusaron de loco, pero realmente
les demostramos que no necesitábamos. En aquel
momento, Ríos Montt decidió darnos un grado mil-
itar de reserva porque nosotros desde la época de
Kjell (Laugerud, 1974-1978) ya veníamos volando
para el ejército, transportando medicinas, médi-
cos, algunos oficiales, que los llevábamos a dife-
rentes lugares y puntos, raciones del ejército que
no tenían cómo transportarlas y la mayor parte
de las obras estaban en operaciones fuera de las
bases militares. Como Nebaj, que era un lugar
sumamente caliente. Entonces nosotros ayudamos,
desde antes que nos nombraran Reserva Aérea. Lu-
ego Ríos Montt, por medio del comandante de la
Fuerza Aérea y algunos de nuestra gente, nos dio
un grado militar.
–¿Algunos de su gente como Gustavo Anzueto Viel-
man?
–Como Gustavo Anzueto. Decidieron darnos un
grado y uniformes militares porque volábamos
en áreas de conflicto y si por alguna razón ater-
rizábamos, que los soldados supieran quiénes éra-
mos porque si no, nos iban a matar si nos encontr-
aban a media selva o en una pista. Para darnos esa
seguridad nos nombraron subtenientes de reserva
de la Fuerza Aérea. Nosotros éramos subtenientes
pero a quienes venían volando desde los cincuenta
los nombraron tenientes.