Martín Rodríguez Pellecer /
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recoge esta estrategia: “El empleo de bombardeo
aéreo y/o artillería como operaciones psicológicas
deberá planificarse y podrá solicitarse al Estado
Mayor de la Defensa Nacional como acción psi-
cológica por parte de los comandos de las zonas y
bases militares”).
–En el 2013, se ha detectado que incluso los drones
de EE.UU., aviones pilotados a control remoto,
con imágenes nítidas de satélite, fallan y no matan
siempre a militantes de Al Qaeda, sino que en un 25
por ciento son víctimas civiles. En 1982, el porcen-
taje de víctimas civiles no combatientes, con este
tipo de ataques, debe haber sido mucho mayor.
–El tema de los bombardeos no era indiscrimi-
nado, sino sólo en casos en los que alguna unidad
militar estaba empeñada en combate. General-
mente fuera de donde había población. Nunca vi
un bombardeo sobre área poblada. Estuve en al-
gunos en áreas montañosas. En donde alguna pa-
trulla entablaba combate y pedía apoyo aéreo. No
digo que no pudo haber pasado, puede ser, pero yo
no, yo nunca lo vi. Sí lo vi muchas veces en áreas
no de población civil, sino de puras fuerzas guer-
rilleras y ejército. La imprecisión de la Reserva…
es que no era esa su misión principal. Lo que se
hacía era abrir la compuerta de carga y llevar a
un tirador para ametrallar, y a veces el uso de las
minas. Pero aún en el apoyo de la Fuerza Aérea,
las bases de combate eran de la Fuerza Aérea. Pero
como llegamos a tener sólo dos aeronaves, por eso
necesitábamos de la Fuerza Aérea de Reserva. Por
eso es que posteriormente la Reserva Aérea recibió
un reconocimiento. Les dieron grado militar a los
pilotos.
Los Acuerdos Gubernativos 153-82 y 154-82, del
20 de julio de 1982, que forman parte de la Or-