Martín Rodríguez Pellecer /
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(Inguat), el economista Miguel von Hoegen en la
Secretaría de Planificación y Programación de la
Presidencia (Segeplan) y el periodista Gonzalo As-
turias Montenegro, quien pasó de la presidencia
de la Asociación Guatemalteca de Periodistas a ser
el vocero presidencial. Quienes completaban el
círculo de influencia de Ríos Montt eran el peri-
odista Alfred Kaltschmitt, que dirigía una de las
fundaciones que buscaban desarrollar, en la visión
contrainsurgente, el área ixil: la Fundación de
Ayuda al Pueblo Indígena (Fundapi), relacionada
con la Iglesia El Verbo. Y el empresario y político
Harris Whitbeck Piñol, encargado de la relación
con el cuerpo diplomático y la coordinación de
la ayuda humanitaria. Kaltschmitt y Whitbeck
fueron testigos de la defensa de Ríos Montt en el
juicio.
Sobre el Consejo de Estado, Raquel Zelaya argu-
menta que “por la legislación que se derivó de ese
Consejo de Estado, se puede juzgar su aporte a la
democratización del país. La estabilidad que el
TSE (Tribunal Supremo Electoral) ha dado a los
resultados electorales y una de las mejores leyes
de partidos, que luego ellos mismos modificaron
velozmente. Por primera vez se incorporó repre-
sentación de la mujer y de los pueblos indígenas.
Participé en la Comisión Económica y en la de
Asuntos Políticos. Coincidí allí con Óscar Clem-
ente Marroquín, Amílcar Burgos, el doctor Soto,
entre otros”.
Óscar Clemente Marroquín, actual director de La
Hora, aporta otros matices al ser cuestionado sobre
su participación en el Consejo. “El gobierno quiso
utilizar al Consejo de Estado para legitimarse, so-