Martín Rodríguez Pellecer /
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Nacional de Oposición, con el socialdemócrata Al-
berto Fuentes Mohr como compañero de fórmula.
Ese 1974, a Ríos Montt le arrebataron el triunfo en
otro fraude militar, aceptó un puesto diplomático
en España y a su regreso en 1978 se convirtió en
pastor neopentecostal de la iglesia El Verbo.
En 1982, tras 72 horas de incertidumbre para la élite
“porque los capitanes rompieron con la jerarquía
de la única institución que podía defendernos”,
según un líder empresarial de entonces, empezó
un nuevo capítulo de la añeja alianza entre milita-
res y empresarios.
En esta alianza, si bien estuvo dotada de un ele-
mento institucional y un consenso a nivel de clase,
tuvo una participación personal en diferentes gra-
dos: La integraron desde demócratas cristianos que
conformaron la parte desarrollista de la contrain-
surgencia con puestos técnicos en el Estado, pasan-
do por cabildeadores en Washington para romper
el aislamiento al Estado y para sus exportaciones,
empresarios y civiles que dieron apoyo político al
formar parte del Gobierno y del Consejo de Estado,
hasta quienes dieron contribuciones especiales o se
enrolaron en la Reserva de la Fuerza Aérea y par-
ticiparon en operaciones militares con sus propias
avionetas.