Martín Rodríguez Pellecer /

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- ¿Y también que se pudiera juzgar después a em-

presarios cercanos al gobierno de Ríos Montt?,  se 

le preguntó a Chicola.

- “Se comparó con otros países con sentencias 

por genocidio. En Alemania o Ruanda se utilizó 

la acusación de genocidio contra personas que fa-

cilitaron, promovieron o fueron testigos de actos 

de genocidio. Se hizo un análisis de la cadena de 

mando, y si se llegaba al Presidente (Ríos Montt), 

el Consejo de Estado también podría haber sido 

enjuiciado. En el Consejo participaban líderes aca-

démicos, sociales y empresariales. En el caso de Ar-

gentina se demandó de manera civil a proveedores 

del ejército argentino. En Guatemala, cualquiera 

que hubiera tenido cualquier colaboración con el 

ejército podría haber sido susceptible de deman-

das civiles”.

Primero, las advertencias de Zury Ríos y otros hi-

jos de militares, como Ricardo Méndez-Ruiz, –

según el empresario que participó en las reunio-

nes entre ellos y miembros del Cacif–; segundo, 

las intuiciones de algunos empresarios; tercero, los 

análisis políticos; y cuarto, el comunicado de los 

intelectuales, cuatro factores dieron pie al boicot 

que lograría que la Corte de Constitucionalidad 

anulara la sentencia condenatoria el 20 de mayo.

Un boicot, decidido tras la sentencia del 10 de 

mayo, que no fue respaldado por toda la élite em-

presarial, según un empresario joven que participó 

de las deliberaciones. El 10 de mayo, cuando el Tri-

bunal de Alto Riesgo, conformado por Yasmín Bar-

rios, Pablo Xitumul y Patricia Bustamante, dictó la 

sentencia de 80 años de prisión contra Ríos Montt 

por los delitos de genocidio y crímenes contra la 

humanidad, algunos empresarios moderados, más 

jóvenes, intentaron hacer que se respetara el fallo