/ Los militares y la élite, la alianza que ganó la guerra
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al Consejo de Estado de 1982 y 1983, del que eran
parte seis grandes empresarios. Y leyeron a los 12
intelectuales y políticos de la élite, que publicaron
un comunicado el 16 de abril, alertando sobre
cómo una sentencia por genocidio sería el aca-
bose para el Estado, para la paz política y para el
prestigio de Guatemala. Entre los 12 estaban dos
exvicepresidentes, seis exministros, dos exsecre-
tarios, dos exguerrilleros y un diputado cercanos a
los dos expresidentes de la élite en el actual perío-
do democrático: Álvaro Arzú (1996-2000) y Óscar
Berger (2004-2008). Una de las signatarias del co-
municado fue Raquel Zelaya, secretaria ejecutiva
de la Asociación para la Investigación y Estudios
Sociales (Asíes), ex ministra de Finanzas y signa-
taria de los Acuerdos de Paz; Zelaya también fue
una de las integrantes del Consejo de Estado de
1982-1983 y se le preguntó si eso tuvo que ver con
su firma en el comunicado. “Para nada, tengo la
más firme convicción personal al respecto, lo cual
no significa que niegue los hechos, ni evidentes
delitos de lesa humanidad que se cometieron,
pero que no llegaron al tema” de genocidio, fue
su respuesta.
Los análisis de los politólogos del Cacif se dividi-
eron en dos documentos: “El primero, en marzo,
fue que en Guatemala no hubo genocidio porque
no está clara la voluntad expresa de destruir a un
grupo étnico. Se cometieron actos constitutivos
del delito de genocidio, pero no sucedió el ele-
mento de la voluntad de destruir a un grupo. El
segundo análisis, en la primera semana de mayo,
incluyó todos los fallos del proceso legal por parte
del tribunal”, explica Philip Chicola, uno de los
analistas del Cacif.