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Volviendo al tema de las relaciones público-privadas.  Ningún acuerdo político 
importante puede ocurrir sin que estas relaciones se plasmen en el plano 

operativo.  En los dos campos, tanto en el de la pobreza como en el de la 
biodiversidad, pero mejor aún si es en el de ambos abordados de manera 
integral, hay oportunidades de lograr acciones conjuntas publico-privadas.  Los 
mecanismos son claros y se operan con distintos niveles de desempeño.  Tanto 

con las ONG´s como con el sector privado, existen mecanismos de co- manejo, 

co-administración y concesiones, que podrían ser parte de los mecanismos de 

implementación de políticas de desarrollo que integren de manera conjunta las 
variables pobreza y biodiversidad.  En este sentido, llamo la atención al proceso 
de co-administración de áreas protegidas entre ONG´s y Gobierno a través del 

CONAP, porque me parece que tiene un tremendo potencial para adelantar 
acuerdos políticos importantes en materia de conservación y manejo de la 
biodiversidad y el desarrollo comunitario dentro y en la periferia a las áreas 
protegidas.  Los grandes temas que surgen en este campo son entre los 
principales: Ecoturismo, Manejo Forestal, Regulación Hídrica, Manejo de 
Desastres Naturales, Agricultura Orgánica, desarrollo de otros Servicios 
Ambientales. 
 

Para que los acuerdos políticos se conviertan en acciones de desarrollo, se 

requieren planteamientos técnicos que soporten las grandes decisiones.  En tal 
sentido, el aún poco entendido concepto de “desarrollo sostenible”, plantea el 
desarrollo de los capitales económico y social a partir del capital natural, como 
sustento, de ahí el concepto de sustentabilidad ambiental.  No quiere 
introducirme al tema de manera rigurosa, pero llamaré la atención en un par de 
cosas.   
 
Primero el desarrollo económico y el bienestar social, en ese paradigma de 
desarrollo, parten de la generación de riqueza a partir del proceso de agregar 
valor al capital natural, sin contabilizar el valor intrínseco de dicho capital.  Este 
“error” metodológico en la valoración de la riqueza a partir del Producto Interno 
Bruto, no ha permitido que el capital natural sea tomado en cuenta dentro de las 
prioridades y dentro de los componentes centrales de las políticas de desarrollo.  
Es más, me atrevo a señalar que su deterioro a niveles irreversibles, tiene su 
causa en este fenómeno.  La diferencia entre los países desarrollados y los no 
desarrollados, estriba en que en los primeros, a partir de ese proceso de 
crecimiento económico se logró el desarrollo del capital humano y social y en los 
segundos aún no se logra.   
 
Donde yo veo una oportunidad  de lograr ciertos avances en esta línea, en el 
actual esquema es que, el deterioro ambiental en países como Guatemala es de 
carácter reversible, pues normalmente nos referimos a deterioro de los recursos 
naturales renovables.  En tanto que corregir el deterioro ambiental en los países 
desarrollados podría implicar tremendas des-economías, en estos países. Las 
dificultades en la ratificación del Protocolo de Kioto, podría ir en esta línea.  En 
otras palabras, es más rentable, a nivel global invertir en el desarrollo ambiental