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Compendio Estadístico Ambiental de Guatemala 2011

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Desastres

11.1 Contexto

Guatemala es constantemente afectada por 
diferentes tipos de fenómenos que muchas ve-
ces se convierten en desastres, demostrando 
la vulnerabilidad económica, ambiental y social 
del país para contrarrestar los desastres tanto 
naturales como provocados.

Un 

riesgo natural se puede definir como la 

probabilidad de que un territorio y la sociedad 
que habita en ella, se vean afectados por epi-
sodios naturales de rango extraordinario
 (en re-
sumen, riesgo = peligrosidad x vulnerabilidad 
x exposición).

Por el contrario, los 

riesgos antrópicos son 

riesgos provocados por la acción del ser huma-
no sobre la naturaleza, como la contaminación 
ocasionada en el agua, aire, suelo, sobreexplo-
tación de recursos, deforestación, incendios, 
entre otros. La 

peligrosidad es conocida como 

el azar y hace referencia a la probabilidad de 
que un determinado fenómeno natural, de una 
cierta extensión, intensidad y duración, con 
consecuencias negativas, se produzca. El aná-
lisis de periodos de retorno o la representación 
de mapas de frecuencia es objeto de esta pri-
mera parte.

La 

vulnerabilidad hace referencia al impacto 

del fenómeno sobre la sociedad, y es precisa-
mente el incremento de la vulnerabilidad el que 
ha llevado a un mayor aumento de los riesgos 
naturales. La vulnerabilidad abarca desde el 
uso del territorio hasta la estructura de los edi-
ficios y construcciones, y depende fuertemente 
de la respuesta de la población frente al riesgo.

A lo largo de toda su historia, la naturaleza ha 
dado muestras de su gran poder, y cuando se 
produce un desastre natural, nos recuerda su 
presencia. La vida del hombre, desde los tiem-
pos más remotos, ha experimentado inunda-
ciones, la fuerza de los huracanes y tornados, 
la violencia de las erupciones volcánicas y los 

terremotos, etc.; año tras año, los desastres 
naturales traen como consecuencia un mayor 
número de pérdidas humanas y materiales. 
Las causas de este aumento en las pérdidas 
están relacionadas con el mayor número de 
población, la creciente urbanización, el tipo 
de actividades económicas, el asentamien-
to de la población en lugares de riesgo, etc. 

El daño producido por una catástrofe natural 
a menudo resulta de una peligrosa combina-
ción entre las fuerzas de la naturaleza y la ac-
tividad del hombre; por ejemplo, la deforesta-
ción aumenta la frecuencia y la magnitud de 
las inundaciones. Es evidente que el impacto 
de las catástrofes no sería tan devastador si los 
hombres fueran más prudentes y previsores. 
Existen muchas medidas que podrían adop-
tarse y que, sin embargo, son ignoradas. Sólo 
se puede estar prevenido y preparado para en-
frentar una catástrofe cuando se tiene un buen 
conocimiento del fenómeno que lo origina y los 
riesgos que se corren. Es por ello que cada vez 
con más frecuencia se escucha la práctica de 
la llamada “cultura de prevención”. 

En los últimos años los desastres naturales han 
matado a muchas personas especialmente de 
las zonas más pobres del país, aunado a la 
destrucción de sus pertenencias y fuentes de 
trabajo. Las pérdidas económicas causadas 
por inundaciones, sequías, terremotos, volca-
nes, incendios forestales, etc. son enormes, lo 
que requiere de un sistema de valoración para 
estimar dichas pérdidas en valores monetarios. 
El número de desastres naturales ha aumenta-
do en los últimos años, desarrollando cada vez 
más territorios vulnerables. A ello se agrega el 
crecimiento poblacional, que requiere espacio 
para vivir que unido a los niveles de pobreza, 
el número de personas afectadas se hace cada 
vez mayor.

En la reunión de Copenhague (COP14) en no-
viembre de 2009, sobre el cambio climático y