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P
royección
Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 269-277
reproducción del mundo moderno/colonial»
5
. Retorna a ello al final del
volumen, volviendo a hablarnos directamente: «los que vienen luego nos
interpelarán por nuestras limitadas perspectivas y –quizá sin quererlo, pero
cómplices de todas maneras– por nuestras opresoras opciones políticas»
6
.
Semejante preocupación anima, no solo la lectura de los textos martianos
y de algunos otros intelectuales liberales latinoamericanos, sino la actitud
intelectual propuesta, a saber, la interpretación o hermenéutica de veta
«nihilista». Lejos de comprender el nihilismo del que acá se habla como
voluntad de aniquilación del sentido o fervor por el sinsentido, habrá que
tomarlo como una cierta desactivación o debilitación de toda creencia firme
en un fundamento inconcuso, de tal manera que se posibilite un encuentro
cara a cara con la alteridad, sin voluntad alguna de poder, dominio o
conducción. Solo así podría tener lugar la interpretación a la que se refiere
Vattimo como «evento dialógico en el cual los interlocutores se ponen en
juego por igual y del cual salen modificados; se comprenden (…) dentro
de un horizonte tercero, del cual no disponen, sino en el cual y por el cual
son dispuestos»
7
. Aunque en buena medida el texto que nos ocupa dialoga
críticamente con Martí y la élite simbólica moderno-colonial decimonónica,
como lo insinúa la llamada explícita a que nos abstengamos de mesianismos,
paternalismos, falsos liderazgos o gerencialismos seudotécnicos, lo que
en el fondo está en juego es la facilitación de condiciones de posibilidad
para un diálogo intercultural con los pueblos indígenas –para el caso de
Guatemala, especialmente los mayas–. Dicho sea de paso, a eso ya no llega
Juan Blanco en este texto, pero sí lo intenta en su siguiente proyecto, su
tesis doctoral sobre la intelectualidad maya intercultural-decolonial.
Llamo la atención con esta última observación a que el texto que hoy
comentamos forma parte de un caminar que ya va alcanzando una década
y cuyo primer hito público fue la Cartografía del pensamiento latinoamericano
contemporáneo (publicado en 2009). El recorrido ahí consignado repasaba
los estudios culturales, los estudios subalternos, la filosofía de la liberación
y el pensamiento decolonial. Plenamente consciente de la historicidad del
pensamiento filosófico, el compendioso esfuerzo intelectual de Juan Blanco
5 ibid., 48.
6 ibid., 125.
7 ibid., 7, citando a Gianni Vattimo, Ética de la interpretación (Barcelona: Paidós, 1991), 61-62.