167
Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 153-175
J
osé
P
ablo
P
rado
C
órdova
y
J
ulio
G
ustavo
l
óPez
P
ayés
e
ColoGía
PolítiCa
del
modelo
ConservaCionista
de
las
ConCesiones
forestales
Comunitarias
...
interesadas presuponen amenazas extremas por deforestación, incendios
e invasiones, sin que las mismas sean necesariamente válidas en virtud
de los logros conservacionistas de marras. Tal aspiración implica, al
menos, dos circunstancias problemáticas para la viabilidad ecológica local.
Por un lado, cualquier instalación de una red ferroviaria u otro tipo de
infraestructura ecoturística sesgada a intereses particulares ajenos al bien
colectivo, supondría, de suyo, impactos ambientales cuya cuantificación
resulta imprescindible antes de echar a andar cualquier iniciativa en este
sentido, así como los riesgos de una colonización incontrolable. Por el otro
lado, un proyecto de ecoturismo que no responda a un modelo de gestión
y manejo sostenible e integral de la RBM –tal y como fue establecido
para el modelo concesionario– no resulta necesariamente en una gestión
territorial más ambientalmente amigable
41
. Una afluencia más numerosa
y frecuente de visitantes, por ejemplo, no contribuiría necesariamente al
modelo por el cual fue creada la RBM, pues además hay antecedentes de la
falta de inclusión de las comunidades en la toma de decisiones.
La presencia de proyectos arqueológicos de gran calado ha esbozado un
discurso que parece apuntalar unas asimétricas relaciones entre el centro
y la periferia, en las que los vestigios civilizatorios del pasado –rodeados,
desde luego de la naturaleza prístina– ofrecen un atractivo adicional para
el ávido consumo turístico de los ciudadanos del norte global. De igual
forma, la presencia de arqueólogos implica una noción dual de la realidad
territorial, a saber, por un lado la construida desde el discurso estatal y las
diferenciadas articulaciones de estos investigadores y los campesinos, y, por
el otro, la que se deriva de las relaciones sociales, más bien caracterizada
por una coincidencia geográfica matizada por unos sustratos políticos
claramente distintos
42
. La unidad y lucha de contrarios tiene aquí una
dimensión que trasciende las consideraciones de la economía política
del territorio, para incluir una disputa ideológica a propósito de la antes
referida estrategia de apropiación del entorno natural, en la que parece
evidente deducir que salen ganando quienes mejor alineados se encuentren
con respecto a la hegemonía doméstica de la acumulación ampliada del
41 Gillian Wallace y Andrew Russell, «Eco-cultural tourism as a means for the sustainable
development of culturally marginal and environmentally sensitive regions», Tourist Studies 4,
núm. 3 (2004): 235-254.
42 Isabel Rodas Núñez, «Las expediciones arqueológicas», 33-54.