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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 103-150

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2009-2016

Contrariamente, se impulsaron políticas que en su concreción estimularon 
la descampesinización del área rural y facilitaron las formas de acumulación 
de capital vía el avance del agronegocio, la minería, la explotación petrolera, 
entre otras.

De hecho, como afirma Ricardo Zepeda

35

, el presidente Colom tergiversó 

la propuesta de desarrollo rural integral al reestructurar el Ministerio 
de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), incorporando el 
Programa ProRural, con el cual se pretendió llevar a cabo acciones 
de asesoría en artesanías, turismo, energía y desarrollo comunitario, 
así como capacitar y administrar recursos orientados a la producción 
de maíz, café, hortalizas y productos pecuarios. Lo más relevante del 
mismo fue la dotación de fertilizantes relativamente baratos para la 
población campesina, especialmente hacia aquellos segmentos de su 
interés en el marco de la política clientelar implementada con objetivos de 
«gobernabilidad» y electorales.

El Programa ProRural desapareció a inicios de 2011, cuando se 
creó el Sistema Nacional de Extensión Rural, orientado al apoyo de 
productores de escasos recursos. Principalmente, este programa ejecutó 
acciones de capacitación y asesoría de forma deficitaria con relación a 
las necesidades imperantes, debido a la falta de recursos y de autonomía 
política de las instituciones y funcionarios en el momento de su gestión. 
Complementariamente, se puso en marcha el programa Cohesión Social con 
acciones de asistencia alimentaria y transferencias monetarias condicionadas, 
las cuales aun cuando paliaron en parte la inseguridad alimentaria, fueron 
completamente insuficientes, clientelares y paulatinamente desmanteladas 
desde el gobierno de Otto Pérez Molina. 

No obstante el estancamiento político de la iniciativa de la LSDRI, la 
presión campesina generó que durante el período gubernamental 2012-
2016, la Comisión de Asuntos Legislativos y Constitucionales del Congreso 
de la República abriera un espacio de consulta ciudadana con relación a 
la misma. Algunas organizaciones campesinas participaron reiterando su 
acuerdo y petición para que la LSDRI fuera aprobada sin modificaciones. Sin 

35 Ricardo Zepeda, «Anotaciones sobre la implementación del enfoque de la nueva ruralidad en 

Guatemala», Territorios, núm. 6 (2011): 71-96.