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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 43-102
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Las prácticas religiosas ligadas a la vida cotidiana incrementaron el culto
a la naturaleza en la montaña, los campos de cultivo, ríos y lagos. Se
perdieron algunos conocimientos, especialmente el astronómico, pero,
junto al bienestar de la población, se preservaron y enriquecieron los
sistemas agrícolas y los fundamentos civilizatorios, como el calendario
ritual o adivinatorio (de 200 días), así como el calendario de 400 días. Los
períodos de preparación de la tierra y la cosecha del maíz eran solemnes,
como aún se observa en algunas comunidades indígenas
96
.
Eran previsores. En las tierras del común, el sistema social tenía la
capacidad para producir excedentes que se utilizaban para resolver
necesidades generadas por calamidades públicas y para sus grandes fiestas
con la participación de labriegos, practicando bailes y otras manifestaciones
artísticas. Utilizaban varios instrumentos, entre ellos, trompetas largas y
delgadas de palos huecos, tambores de distintas formas, instrumentos
hechos de conchas de tortugas, silbatos hechos con huesos y cuernos de
venados y caracoles grandes, y flautas de caña
97
.
Generalmente, las paredes de sus casas las construían utilizando tablas
labradas con hacha y varas de distintas especies. En algunos poblados,
como Santiago Atitlán, empleaban otros materiales como piedra; los
techos se hacían de paja o de diferentes palmas. Las fuentes de sal para las
distintas agrupaciones eran fundamentalmente de las minas de San Mateo
Ixtatán (Huehuetenango), Sacapulas (Quiché) y Salinas Nueve Cerros (Alta
Verapaz). También extraían sal de los esteros del océano Pacífico.
Tenían leyes o normas, algunas específicas para cada grupo étnico, que
regulaban el respeto a dioses, ritos y a los semejantes. Algunas faltas,
como el irrespeto a sus dioses y ritos, el acostarse con mujer ajena o con
familiares de primero a cuarto grado de consanguinidad, o robos graves,
eran penadas con la muerte
98
.
En Petén, los mayas del Clásico tenían calzadas y caminos que se
comunicaban entre sí y con otras ciudades más lejanas como Quiriguá
96 Castañeda Salguero, Sistemas lacustres, 99.
97 Diego de Landa, Relación de las cosas de Yucatán (México: Editorial Dante, 1975), 44.
98 ibid., 60.