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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 43-102

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Un ejemplo del respeto que los Itza tenían hacia algunos elementos de la 
naturaleza se interpreta en el relato de Bernal Díaz del Castillo

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 cuando, 

cerca de Tayasal, viajaba con Hernán Cortés, en 1525, de México a Honduras:

[…] había tantos venados y corrían tan poco, que luego los alcanzábamos a caballo 
[…] y se mataron sobre veinte. Y preguntando a los guías que llevábamos cómo 
corrían tan poco aquellos venados y no se espantaban de los caballos ni de otra 
cosa ninguna, dijeron que en aquellos pueblos, que ya he dicho que se decía los 
Mazatecas, que los tienen por sus dioses, porque les ha parecido en su figura, y que 
les ha mandado su ídolo que no les maten ni espanten, y que así lo han hecho, y 
que a esta causa no huyen.

El área circundante de Santiago Atitlán, la capital Tz´utujil en las riberas 
del lago de Atitlán, era boscosa. Relatos de españoles describen al pueblo 
rodeado de sierras altas, con numerosos bosques y animales que «empiezan 
desde el propio pueblo»

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 y mencionan la abundancia de leones o pumas 

(Puma concolor), jaguares (Panthera onca), zorros (Urocyon cynereoargenteus), 
puercos de monte (Tayassu pecari), tepezcuintles (Cuniculus paca), pizotes 
(Nasua narica), armados (Dasypus novemcinctus), conejos (Oryctolagus cuniculus), 
venados (Odoicoleus virginianus) y diferentes clases de aves, de cuyas plumas se 
fabricaban distintos adornos. La siguiente afirmación es relevante:

Hay papagayos grandes y pequeños de dos o tres géneros, y algunas águilas grandes 
que se crían en los peñascos, y guacamayos, que es un género de aves que, cojidos 
pollos son domésticos y crían en casa. Las plumas son amarillas, coloradas, azules y 
verdes, de las cuales se aprovechan los naturales para sus areitos y bailes en días de 
fiesta

85

.

El relato incluye áreas de Santiago Atitlán hacia la costa sur, donde se 
cultivaba cacao, además de bosques densos del señorío Tz´utujil. Se infiere 
que entre la fauna de la vertiente del Pacífico había águilas, que pudieron 
ser águila arpía (Harpia harpyja) y águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius).
En cuanto a los guacamayos que tienen «las plumas amarillas, coloradas, 
azules y verdes», puede referirse al guacamayo rojo (Ara macao), de plumas 
coloradas, azules y amarillas, y al guacamayo militar (Ara militaris), de plumaje 

83 Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1632) (México: 

Porrúa, 1986), 472.

84 Francisco de Villacastín, «Relación de Santiago Atitlán», en Relaciones geográficas del siglo XVI: 

Guatemala, ed. por René Acuña (México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, 

Universidad Nacional Autónoma de México, 1982), 90.

85 ibid.,132-133.