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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 43-102

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5.4 El Popol Wuj y los cambios sociales al final del Clásico

Al analizar el hermoso relato del Popol Wuj sobre un antiguo hombre 
desaparecido por no adorar a sus dioses, puede considerarse que se trata 
de un mito elaborado durante el Posclásico en torno a los cambios sociales 
iniciados a finales del Clásico en las tierras bajas mayas. A continuación, el 
texto:

De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador 
y el Formador, se hizo de espadaña

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 la carne de la mujer. Estos materiales quisieron 

el Creador y el Formador que entraran en su composición. Pero no pensaban, 
no hablaban como su Creador, su Formador, que los había hecho, que los había 
creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante 
vino del cielo. El llamado Xecotcovach llegó y les vació los ojos; Camalotz vino a 
cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El Tucumbalam llegó 
también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, les molió y desmoronó los 
huesos. Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre ni en su 
padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán […] Llegaron entonces los animales 
pequeños, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y 
se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, 
sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras […] –Mucho mal 
nos hacíais; nos comíais y nosotros ahora os morderemos, les dijeron sus perros 
y sus aves de corral. Y las piedras de moler: –Éramos atormentadas por vosotros; 
cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui 
nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo que os pagábamos. Pero 
ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y 
reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler. Y he aquí 
que sus perros hablaron y les dijeron: –¿Por qué no nos dabais nuestra comida? 
Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais 
fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais. Así era como 
nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizás no os diéramos muerte ahora; 
pero ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora 
nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en nuestra 
boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras. Y a su 
vez sus comales, sus ollas les hablaron así: –Dolor y sufrimiento nos causabais. 
Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre 
el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, 
os quemaremos, dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del 

75 Tzité es el nombre en K´iche´ para el árbol conocido como palo de pito (Erythrina sp.) y una 

de sus especies se encuentra en los bajos de Petén (Erythrina folkersii) (Krukof & Moldenke). 

«Espadaña» es la traducción al español de las plantas acuáticas conocidas en Guatemala como 

cibaque, cibal o tul. En las actuales aguadas de Petén es dominante el cibal (Cladium mariscus 

subsp. jamaicensis). El autor cree que la relación cosmovisionaria de esta planta con el origen de la 

mujer procede del Preclásico, cuando las lagunas eran el recurso hidrológico de los pobladores.