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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 269-277

Si hubiera más tiempo, me extendería algo más sobre un leitmotiv que ha 
evocado en mí varias lecturas antiguas y la canción de rock norteño del 
epígrafe…  Hablo del «soñar sabiendo que se sueña» varias veces citado 
en el texto.  Dos evocaciones casi obvias son los versos dramáticos: «que 
toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son», de Calderón de la Barca 
(La vida es sueño); y «estamos hechos de la misma materia que los sueños. 
Nuestro pequeño mundo está rodeado de sueños», de Shakespeare (La 
tempestad)
.  Menos obvia, pero para mí más incisiva, es la evocación de La 
historia de Mayta
, de Vargas Llosa, cuya versión del leitmotiv al que me refiero 
es «mentir con conocimiento de causa». Permítanme que concluya con tres 
fragmentos de esta obra:

1. –Eso es una novela –dice Juanita, con una sonrisa que, al mismo tiempo, me 
desagravia por la ofensa–. Ésa no parece la historia real, en todo caso.

–No va a ser la historia real, sino, efectivamente, una novela –le confirmo–. Una 
versión muy pálida, remota y, si quieres, falsa.

–Entonces, para qué tantos trabajos –insinúa ella, con ironía–, para qué tratar de 
averiguar lo que pasó, para qué venir a confesarme de esta manera. ¿Por qué no 
mentir más bien desde el principio?

Porque soy realista, en mis novelas trato siempre de mentir con conocimiento de causa –le 
explico–. Es mi método de trabajo. Y, creo, la única manera de escribir historias a 
partir de la historia con mayúsculas.

–Me pregunto si alguna vez se llega a saber la historia con mayúsculas –me 
interrumpe María–. O si en ella no hay tanta o más invención que en las novelas.

2. Todas las historias son cuentos; […] están hechas de verdades y mentiras.

3. En una novela siempre hay más mentiras que verdades, una novela no es una 
historia fiel. Esa investigación, esas entrevistas, no eran para contar lo que pasó 
realmente […], sino, más bien, para mentir sabiendo sobre qué mentía. Me doy 
cuenta de que, en vez de tranquilizarlo, lo confundo y alarmo. Pestañea y se queda 
con la boca entreabierta, mudo.