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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 215-228

Salazar y Arriola perfilan a Árbenz como un hombre ingenuo que se había 
creído capaz de enfrentar a Estados Unidos y que pensaba que en caso de 
ataque, sería respaldado por el pueblo. Ensayan explicaciones a su renuncia: 
la presión del ejército, de Estados Unidos y de su círculo cercano comunista, 
y el temor a que  se dieran actos de violencia masiva contra la población civil.

Hablan también de la deslealtad, la incapacidad y la cobardía para enfrentar 
la crisis por parte de muchos funcionarios de la Revolución. Salazar se 
refiere también a los errores en la aplicación de la reforma agraria y Arriola 
habla de demagogia (radicalismo antiimperialista), indisciplina, y falta de 
visión política y de mística revolucionaria. Además, toca un tema tabú 
hasta hoy: el de la participación en actos de corrupción por parte de varios 
funcionarios, incluyendo algunos del círculo cercano a Árbenz. Arriola 
menciona la decepción que había vivido al observar esta situación cuando 
había sido ministro de Salud Pública de Árbenz.

Otro tema central que abordan los autores es el del respaldo popular a 
la Revolución. Ambos asumen que el campesinado y los trabajadores 
abandonaron a Árbenz, y Arriola opina que el pueblo aún se encontraba 
políticamente inmaduro. Esta es una problemática que aún falta por 
investigarse. Lo que sí es cierto es que hubo disposición de algunos campesinos 
y trabajadores para participar en acciones de defensa de la Revolución, aunque 
el Gobierno decidió no organizar este tipo de acciones ni entregarles armas

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Aparte, la represión y el miedo obligaron a muchos sectores a huir.

En su carta a su amigo Jorge Luis Arriola, Gustavo Adolfo Salazar le expresa 
su expectativa de que no acepte trabajar con el próximo Gobierno. Arriola 
le responde que cree que el nuevo Gobierno lo mantendrá en el cargo pero 
que de ser así pedirá su traslado. Se sentía incómodo ante la marginación 
de que estaba siendo objeto por parte de la diplomacia latinoamericana, 
presa de la propaganda antiarbencista. En este contexto había sido difícil 
la tarea de defender la Revolución, pero lo había hecho.

Arriola y Salazar sabían el uno del otro que eran reformistas y que  no 
comulgaban con el comunismo. Sin embargo, ambos lo reafirman en sus 
cartas y Arriola recurre a una gran variedad de etiquetas para remarcarlo. 
Se define nacionalista, individualista, patriótico, demócrata progresista 

1 Piero Gleijeses, Shattered Hope: The Guatemalan Revolution and the United States, 1944-1954 

(Princeton: Princeton University Press, 1991), 321-322.