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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 103-150

Otra posibilidad para avanzar en una correlación favorable de fuerzas se 
encuentra en la articulación de comunidades y pueblos que desde el territorio 
se oponen a los proyectos mineros, hidroeléctricos y a los agronegocios. 
En conjunción con las organizaciones campesinas locales, regionales y 
nacionales, tendrían la capacidad de potenciar un proyecto político que 
fusione lo agrario, lo rural, el territorio, los derechos de los pueblos 
indígenas, las luchas de obreros y feministas, la soberanía alimentaria, y 
la idea del Utzilaj K’aslemal 

47

. Asimismo, que abran nuevas y renovadas 

posibilidades para enfrentar las tendencias del expolio y la explotación 
capitalista, así como la dominación que desde ahí sigue predominando 
y configurando la creciente conflictividad, y la reproducción del Estado 
monocultural y gestor de los intereses del capital antes que del bien común.

Solamente desde una correlación de fuerzas favorable se podrán abrir 
posibilidades para los cambios profundos que el movimiento campesino 
se plantea, como el de la reforma agraria y el efectivo desarrollo rural 
desde su propia perspectiva. Todo ello en oposición y en confrontación 
ante el capital local y transnacional, y la institucionalidad estatal que siguen 
reproduciendo, a través del encadenamiento legal, económico, político e 
ideológico, el modelo de acumulación de capital vigente.

Por lo demás, la LSDRI sigue siendo un imperativo para enfrentar las 
condiciones de abandono del campo, de la población rural y de la economía 
campesina, en un momento donde la pobreza, entre 2006 y 2014, se 
incrementó en ocho puntos porcentuales, situándose en el 59.3% a nivel 
nacional, mientras en el área rural aumentó al 76.1 %. Es una iniciativa 
que, como ha sido descrito y analizado, constituye uno de los objetos 
del enfrentamiento de clases sociales, el cual se expresa en el polo que 
pretende dicha política y en el polo que se ha opuesto a la misma, con éxito 
hasta el momento. Así las cosas, lograr una política de desarrollo rural 
integral requiere enfocarla en la importancia de la acción del movimiento 

47 Utzilaj k’aslemal es un término K’iche’ que tiene un significado cercano a buen vivir o buena 

vida, que se asemeja a otros provenientes de los pueblos originarios de América del Sur: Sumak 

Kausay (buen vivir), Sumak Allpa (tierra fértil sin mal) y Sacha Runa Yachay (todo el conocimiento 

ancestral). Para Waqib’ Kej, es un proyecto político de vida; es el «proceso de satisfacción y 

bienestar colectivo para potenciar la vida en equilibrio de la Madre Naturaleza y el cosmos, 

para lograr la armonía»; Coordinación y Convergencia Nacional Maya Waqib’ Kej, Demandas y 

propuestas políticas (Guatemala: Waqib’ Kej, 2016), 113.