135

Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 103-150

M

ario

 S

oSa

 V

eláSquez

 

D

iSputa

 

por

 

la

 p

olítica

 

De

 D

eSarrollo

 r

ural

 i

ntegral

 

en

 g

uateMala

2009-2016

En la formulación del plan de adecuación y activación de la política, de 
hecho, han convivido dos búsquedas. Por un lado, la implementación 
del modelo de acumulación de capital por desposesión vía la minería, los 
proyectos hidroeléctricos, la expansión de agronegocios, los megaproyectos 
de infraestructura eléctrica, vial y servicios, entre otros. Este ha sido el 
eje predominante en la concreción de la política gubernamental. Es 
decir, la PNDRI fue supeditada a un conjunto de normas y políticas 
con relación al agro y lo rural, las cuales continuaron la promoción y el 
apoyo del modelo de acumulación predominante, el cual profundiza la 
reconcentración y reconversión productiva de la tierra, principalmente a 
través del agronegocio y de otras inversiones de carácter extractivo. Con 
esto se mantuvo la tendencia hacia la descampenización y se supeditó el 
desarrollo rural integral y cualquier  otro intento de resolver los históricos 
problemas que enfrenta el agro en general y la agricultura familiar y la 
economía campesina en particular.

En segundo lugar, dicho plan de adecuación y activación de la política tuvo 
como  búsqueda política la contención y mediatización de la lucha campesina 
y el mantenimiento de la gobernabilidad, siendo que en el periodo 2012-
2016 predominaron unas condiciones que hacían inviable políticamente la 
aprobación de la LSDRI, y, por consiguiente, su implementación coherente 
a través de la PNDRI. 

En este escenario, el avance pretendido por el movimiento campesino 
a través de la vía de la negociación estuvo condicionado a la política 
de «diálogo» de dicho gobierno, que no varió de lo hecho en gestiones 
anteriores. En este sentido, antes que constituir un mecanismo para la 
búsqueda de solución a la problemática y las demandas campesinas, las 
mesas de diálogo fueron mecanismos para mediatizar la lucha campesina. 
En realidad, esta fue la tónica de los gobiernos anteriores y del encabezado 
por el Partido Patriota, más allá de sus diferencias de matiz: una posición 
ambivalente en los gobiernos de Alfonso Portillo (2000-2004) y Álvaro 
Colom (2008-2012), una posición coherentemente oligárquica como 
ocurrió con los gobiernos de Álvaro Arzú (1996-2000) y Óscar Berger 
(2004-2008), y el claro alineamiento oligárquico del gobierno de Otto 
Pérez Molina (2012-2016). En todos estos casos, se implementaron o 
continuaron políticas a favor del modelo de acumulación por desposesión