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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 103-150
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2009-2016
Para el efecto indica criterios para su puesta en marcha, como la articulación
entre lo urbano y lo rural, el comercio con justicia, la coordinación y
complementariedad, la economía solidaria, la equidad de género, etaria y
cultural, la intervención diferenciada de sujetos, el ordenamiento territorial,
la planificación y descentralización, la pluriactividad, la transparencia,
auditoría y responsabilidad social.
La iniciativa de ley plantea, asimismo, un sistema que tiene como punto de
partida la integración de un gabinete de desarrollo rural integral, conformado
por un conjunto de ministerios, secretarías y fondos del Estado, y establece
como objeto y parte del sistema de desarrollo rural integral a las políticas
agraria, agrícola, económica, social, laboral, de soberanía alimentaria y de
seguridad alimentaria y nutricional. Del mismo modo, incluye la creación
de un ministerio de desarrollo rural integral y la integración de un consejo
de participación y auditoría social en el cual se incorpora la representación
social, incluida la Cámara del Agro de Guatemala y la representación estatal.
Esto es coherente con la necesidad de lo multisectorial como eje que debe
regir el sistema, específicamente en relación con las instituciones y políticas
concernidas que deben ser articuladas para dar vida a la política y al plan
nacional correspondiente. Con ello, entonces, una vez implementada, la ley
tendría la posibilidad de reconfigurar la institucionalidad relacionada con el
desarrollo rural, agrícola y agrario del país.
Más allá de lo anterior, en la iniciativa de ley aparecen otros aspectos
relevantes, tales como la reforma y democratización del régimen de
uso, tenencia y propiedad de la tierra, que se concretaría en líneas
programáticas tales como: el acceso a la tierra, la regulación de la tenencia
y propiedad de la tierra, la atención a la conflictividad agraria y ambiental,
la dinamización de las economías campesinas mediante mecanismos de
financiamiento, aseguramiento y garantía. Asimismo, la implementación
de modelos de producción sostenibles y culturalmente pertinentes, el
ordenamiento productivo; también la definición y reorientación de políticas
macroeconómicas que favorecieran el desarrollo rural integral, y políticas
que garantizaran los derechos laborales, entre otras.