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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 103-150
financieras influidas o determinadas por la dinámica capitalista global. A
esto se agrega el atraso de las fuerzas productivas, la concentración del
crédito, la capacidad competitiva afincada en la fuerza de trabajo barata
y el expolio de los recursos naturales y, por último, en la reproducción de
la informalidad que alcanza el 70 % de la economía, como características
dominantes del modelo de acumulación de capital imperante
14
.
A lo anterior se agrega que estamos ante un modelo articulado por capitales
locales (principalmente en manos de familias oligárquicas devenidas en
grupos corporativos) en condición de supeditación con relación al capital
trasnacional
15
. Esta constante ha sido acompañada por un Estado garante
del proceso y de las dinámicas capitalistas, como instrumentos para la
consolidación de un régimen de explotación y despojo que se reproduce
por mecanismos económicos y represivos, y que han tenido como
expresión máxima la aplicación de políticas neoliberales y genocidas. En
este sentido, las políticas encadenadas por tratados (como el Tratado de
Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados
Unidos) y leyes de carácter neoliberal, estructurantes del proceso de
explotación y desposesión actual, han sido un marco regulador y base para
que la oligarquía siga teniendo en buena medida la capacidad de control y
orientación histórica del Estado guatemalteco
16
.
En este contexto, la agricultura familiar y, en general, la economía campesina
se sitúan al margen de las dinámicas principalmente beneficiadas por el
modelo de acumulación de capital en el campo, y son impactadas por estas
condiciones que determinan su marginalidad y subsunción a pesar de ser base
fundamental de la economía de buena parte de la población guatemalteca,
14 Solo para referir una de estas características, la SAA reporta que el 3.23 % de los productores
recibe créditos para la producción agropecuaria. Es decir, el crédito se concentra en aquellos que
se orientan al mercado internacional y a una parte de los llamados productores excedentarios,
excluyendo absolutamente a la agricultura familiar y a la economía campesina. Secretaría de
Asuntos Agrarios, Política agraria, 12.
15 Al respecto, El Observador –y distintos autores que han escrito para este medio de investigación–,
a partir de la publicación del número 3, en noviembre de 2006, ha indagado y documentando
los principales grupos corporativos del país, y sus estrategias económicas y políticas que se
expresan en la conducción estratégica del Estado, las cuales trascienden gobiernos y partidos
que han estado al frente de los organismos del Estado. Véase, por ejemplo, «El bloque en el
poder de las elecciones generales 2007», El Observador, núm. 3 (noviembre 2006): 15-24
16 Licerio Camey y Mario Sosa, «Guatemala: del despojo y la gestación de alternativa», Geonordeste,
núm. 1 (2015): 328-343, http://www.seer.ufs.br/index.php/geonordeste/issue/current