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Revista Eutopía, año 2, núm. 3, enero-junio 2017, pp. 43-102

Seguidamente, en Petén central (Tikal, Uaxactún, El Sotz y sitios cercanos) 
se inició un nuevo ciclo en el Clásico, en el que la relación con el ambiente 
natural fue de equilibrio, ya que aún no se hacían transformaciones 
significativas. De nuevo, unos 500 años después, la población y los reinos se 
habían multiplicado y se peleaban entre sí, principalmente por territorio y 
recursos.  Cada reino era dirigido por una personalidad a quien relacionaban 
con poderes divinos. Como en el Preclásico, el incremento de la densidad 
poblacional, la agricultura y las construcciones contaminó y deterioró a las 
lagunas, su fuente de agua, provocando condiciones inhóspitas para vivir. 
De nuevo, la relación sociedad-naturaleza se transformó en antagónica. Ello 
interactuó con otros elementos sociales, como insalubridad y lucha de clases, 
ocasionando el derrumbe del sistema social, abandono de sitios y un largo 
proceso migratorio. La inestabilidad social se contagió a sitios ubicados en 
las riberas de los ríos, los cuales también colapsaron, pese a que no tenían 
limitaciones de agua. Los distintos reinos no vivieron apaciblemente en 
armonía con su «madre naturaleza», sino utilizándola y transformándola, 
sin prever y explicarse científicamente las causas de su deterioro.

Del Posclásico hay evidencias de cambios sociales, entre ellos, el traslado 
a sitios con mejores condiciones para vivir, especialmente agua y área 
suficiente, donde las mayorías cultivaban, cazaban y pescaban, satisfaciendo 
sus necesidades materiales y culturales, entre ellas, el cumplimiento del 
tributo, y distintas manifestaciones artísticas y religiosas. Se incrementó 
el culto y respeto a la naturaleza. Los códices prehispánicos, realizados 
con corteza de amate (Ficus cotinifolia Kunth), muestran su alta cultura, 
conocimiento y valoración de la naturaleza y de sus creencias.

Hay indicios acerca de la abundancia de ecosistemas que en la actualidad 
no existen en el área maya de Petén (como lagunas) y en la mayor parte del 
actual territorio de la República, entre ellos, especies animales emblemáticas 
importantes en la cosmovisión de los diferentes períodos: guacamaya roja 
(A. macao), guacamaya militar (A. militaris), águila arpía (H. harpyja) y águila 
solitaria (H. solitarius).

Con el conocimiento actual sobre la época prehispánica, se infiere que los 
cambios ambientales se relacionan con cambios sociales, lo cual muestra 
la integralidad de los ecosistemas humanos y que su sostenibilidad está 
relacionada con los sistemas productivos.