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EspEranza

Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 289-299, ISSN 2518-8674 

la dinámica del capital, sino la reconciliación del impulso de la esperanza 
con la reproducción del capitalismo, se ha mostrado como un desastre que 
cierra los horizontes y conduce a la pérdida total de la esperanza. Nuestra 
esperanza es otra. Surge de la misma rabia –me parece que rabia nunca está 
muy alejada de la esperanza–. No es una esperanza que busca mejorar el 
sistema de muerte sino romperlo. Es una esperanza que toma posición en 
el suelo de un mundo que no existe, o que todavía no existe. 

4. Este mundo que no existe –o que todavía no existe, y sabemos muy 
bien que tal vez nunca llegue a existir, o que tal vez sí vamos a poder 
crearlo–, este mundo que todavía no existe es el eje de la esperanza.

Este es realmente el centro de mi argumento: que este mundo que todavía 
no existe es el eje del pensamiento científico y también la clave de la 
organización política. Suena loco, puede ser…

5. ¿Cómo se ve este mundo que no existe? No sabemos, ya que no existe. 
Pero sí podemos destilar imágenes de él, de los sueños y proyectos y luchas 
de los siglos, de la misma manera en la cual podemos destilar los aromas 
de las plantas y fijarlos en aceites esenciales. Imágenes de placer, de justicia, 
de leche y miel, de abundancia, de autodeterminación y creatividad, del 
reconocimiento mutuo de dignidades, de otra relación con las formas no 
humanas de vida, y más y más: imágenes generadas en diferentes situaciones 
y como parte de diferentes luchas. Un mundo donde estas imágenes de 
esperanza crecen en convivencia: un mundo de muchos mundos, como 
dicen los zapatistas.

Es de este mundo de muchos mundos del cual brota nuestra esperanza. 
Puede ser una locura pero no es ningún sueño tonto, ninguna fantasía vacía. 
Está profundamente arraigada en el pensamiento social y político, como 
también en los cuentos de hadas, en la música, la danza, la religión, la pintura, 
el teatro, la jardinería y todas las expresiones de la creatividad humana, como 
Bloch describe en su libro maravilloso. Está presente en todo lo que Sergio 
Tischler caracteriza como lo extraordinario, todo lo que no cabe en el mundo 
actual de dinero, de muerte y de destrucción. Este mundo que todavía no 
existe, existe todavía-no, como fuerza actual, como movimiento no solo en 
sino contra-y-más-allá, como un empuje que rompe, como anticipaciones.