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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 113-180, ISSN 2518-8674 

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Planetaria

arquitecturas

 

energéticas

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que la ética no es una deontología axiológica sino una práctica entrelazada 
o enredada con la realidad.

La investigación y el monitoreo mutuo, necesarios para acompañar a una 
arquitectura de políticas energéticas y ambientales eficaz, tendrían que 
recurrir quizás al más participativo proceso académico que se haya dado 
hasta el día de hoy: la revisión por pares. En una comunidad política-
epistémica, sin embargo, habrá una adaptación del proceso de revisión 
por pares hacia la supervisión mutua, es decir, un proceso de revisión cara 
a cara en el que los revisores no permanecen en el anonimato y en la 
que ellos mismos tienen que adaptar lo que piensan y cómo actúan en un 
proceso comunitario de revisión mutua, o sea, el monitoreo mutuo es un 
proceso que Barad llama la «responsabilidad del realismo agencial»:

Intra-actuando de manera responsable como parte del mundo significa tener en 
cuenta los fenómenos enredados e intrínsecos en la vitalidad del mundo y luego 
responder a lo que podría ayudarnos y al mundo a florecer. Encontrándose con cada 
momento y siendo consciente y sensible a las posibilidades de nuevas realidades, es 
una llamada ética, una invitación que está escrita en la materia misma de todo el ser 
y todo el devenir. Tenemos que encontrar el universo a mitad de camino y asumir 
la responsabilidad por el papel que jugamos en el devenir diferencial del mundo

112

.

La supervisión mutua requiere un poder de la comunidad, suficientemente 
fuerte como para lograr la autonomía. El proceso de monitoreo mutuo es 
el sustrato para lograr más espacio ante los controles de la Unión Europea, 
de los EE. UU. de América y del elefante en la habitación: las empresas 
internacionales de energía. Si no podemos obligar a estas potencias a 
asumir sus responsabilidades en esta coyuntura, urge asumir las nuestras 
en los espacios locales, nacionales y subglobales.

Las comunidades políticas-epistémicas tienen potencial para resolver 
los tres rompecabezas de Ostrom para la acción colectiva, para guardar 
el último bien común que es la atmósfera de nuestro planeta. Permiten 
transformar el enfoque de reglas de Ostrom en un proceso eficaz, en la 
medida que transforman las reglas en procesos de cambio por parte de los 
mismos actores. También ofrecen una respuesta realista: la compresión 
en el tiempo de la triple crisis mundial, un modus operandi para la puesta en 

112 ibid., 396.