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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 113-180, ISSN 2518-8674 

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Para

 

una

 

distoPía

 

Planetaria

arquitecturas

 

energéticas

-

climáticas

solo nuevas iniciativas sino implementarlas con una praxis no capitalista y 
lo nuevo no está en el «qué» sino en el «cómo».

En la sección teórica argumenté que el capitalismo mundial ha entrado en 
un cambio de paradigma debido a su creciente incapacidad para hacer frente 
a la triple crisis que ha generado y que el cambio climático está llevando 
esa incapacidad a un nivel exponencial. La agonía final del capitalismo no 
es motivo de celebración porque –no importa qué tan bien las minorías 
intelectuales documenten su papel como azote para las mayorías– todos 
sufrimos de lock-in (dependencia de ruta) capitalista. Ya no es cuestión si el 
capitalismo tal como lo conocemos va a desaparecer en el año 2050, sino 
la forma en que se va a desplomar y cuáles serán los costos a medida que 
entramos en otra edad oscura, asimismo, cuáles son las dinámicas para 
forjar una alternativa. El desafío es el control de daños contra la distopía 
que se avecina. BP, Shell, Texaco y los países exportadores de petróleo no 
van a cerrar sus tiendas en la próxima década, pero hay que ir preparando 
otro futuro.

En la segunda sección documentamos que nuestra ventana de oportunidad 
para evitar escalar por encima del +2 ºC – el punto más allá del cual realmente 
no sabemos lo que va a pasar– está a la vuelta de la esquina dentro de los 
próximos diez años, porque sin una acción decidida ahora el calentamiento 
del clima saltará fuera de control hacia 2035. El reloj camina contra todos 
nosotros. Para detener la concentración de dióxido de carbono y que no 
llegue a 450 ppm, el equivalente del techo es +2 ºC, la Agencia Internacional 
de Energía (AIE) ha indicado que tenemos que reducir drásticamente las 
emisiones contaminantes y cortarlas muy pronto. Según las pautas temporales 
dadas en 2013 por la AIE y el IPCC, es necesario reducir las emisiones en 
al menos un 30 % para el año 2025. Dentro de dos décadas –no las ocho 
décadas del G-7– tenemos que reducirlas a prácticamente cero para no 
cruzar el techo de + 2ºC.

La tercera sección presenta la evidencia de que ni los poderes dominantes 
ni el pensamiento dominante son capaces de mitigar el cambio climático 
en la próxima década, ofreciendo al mundo falsas promesas de un planeta 
sin emisiones de carbono en 2100, pero sin ningún acuerdo mutuamente 
vinculante y aún dando espacio para formular los acuerdos no vinculantes 
hasta el año 2030.