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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 51-109, ISSN 2518-8674
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un 64 %, o sea el porcentaje de población que cambió de área de trabajo
fue de un 31 %, el cual se concentra en actividades comerciales, situación
que sugiere indicios de procesos de reconversión productiva.
En términos de salubridad y contaminación del ambiente, cerca del 60 % de
los hogares rurales cuenta con letrinas y pozos ciegos, el 11.5 % dispone
de inodoros y cerca del 24 % no tiene ningún tipo de servicio sanitario.
En las áreas urbanas, el 80 % de los hogares posee letrinas e inodoros y un
14.5 % no tiene servicio sanitario.
A nivel general, en el período comprendido entre 1981-2002, se incrementó
(2.1 veces) el porcentaje de hogares que se conectaron al servicio de
electricidad, pasando de un 37 % a un 79.6 %. En menor medida, también
experimentó un crecimiento el número de hogares con acceso a los
servicios de agua entubada, pasando de 52.3 % a un 74.6 %, esto es, un
aumento de 1.4 veces. A nivel de las áreas rurales, el 59.6 % de los hogares
utiliza el servicio de agua entubada, y el 64.4 %, alumbrado eléctrico.
Este recorrido estadístico que ofrecen los censos poblacionales muestra
una configuración de lo rural a partir de los indicadores propuestos por el
Acuerdo Gubernativo de abril de 1938, emitido por la administración de
Ubico. Así, lo rural es indígena, sin instrucción, con escasez de servicios
como electricidad, agua potable, saneamiento ambiental y posee una
población que se ocupa principalmente en la agricultura. Implícitamente,
se afianza la idea de que lo rural es atraso y con saberes y prácticas que
poco pueden aportar para potenciar la competitividad del país en el mundo.
Por otra parte, la información que se ha presentado evidencia el enorme
reto que tiene el Estado para coadyuvar en generar condiciones y procesos
encaminados a lograr mejores niveles de bienestar.
1.2 Una visión general de la agricultura en Guatemala
La agricultura guatemalteca exhibe dos dimensiones que son contrapuestas.
Por un lado, genera riqueza para unos pocos, especialmente para
aquellos productores de cultivos de exportación, que poseen grandes
extensiones de tierra; y por otro, un vasto sector de trabajadores agrícolas
y microproductores que tienen como horizonte de vida la sobrevivencia en
condiciones de precariedad, obligados a subarrendar pequeñas extensiones