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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 51-109, ISSN 2518-8674
Para el 2010, el Fondo de Tierras contaba con tres activos extraordinarios
y trece fincas estaban en proceso de cobro administrativo, con lo cual
se sentaba un grave precedente para una institución que simboliza la
cristalización de la paz en las áreas rurales y que ofrecía un horizonte de
esperanza para miles de familias sin tierra (cuadro 19).
3.3 El Programa de Arrendamiento de Tierras: morosidad y
clientelismo organizativo
Otra señal del fracaso del Fondo de Tierras es la institucionalización desde
2004 del Programa de Arrendamiento de Tierras, el cual progresivamente
se ha constituido en el principal programa que impulsa dicha entidad. Su
trayectoria es inversa al Programa de Acceso a Tierras. Esta situación se
explica por las dificultades financieras generadas a raíz de la finalización del
compromiso del Estado de capitalizar el Fondo de Tierras.
El Programa de Arrendamiento de Tierras nace como una contrapropuesta
gubernamental para afrontar la crisis en el campo (cuadro 20). Las
organizaciones indígenas y campesinas exigían, entre 2002 y 2003, poner
en marcha programas de cogestión dirigidos a trabajadores agrícolas y
campesinos con menos de una manzana de terreno. Entonces surge el hoy
conocido como Programa de Arrendamiento de Tierras, el cual es ofrecido
a una población rural vulnerable, aunque se aplican mecanismos aptos para
la microempresa económicamente viable.
Durante el periodo 2004-2010, el programa presentó una morosidad
promedio global del 46.8 % (cuadro 21). Es una morosidad relativamente
significativa y más aún si se considera que el usuario moroso queda
invalidado para ser sujeto del programa en los subsiguientes años. Dicho
en términos sencillos, en 2010, de cada diez créditos que se concedieron,
cuatro presentaron incapacidad de pago.
El uso clientelar del programa se revela cuando se examina quiénes son
las entidades acompañantes y el número de créditos recibidos (figura 5
y cuadro 22). El Programa de Arrendamiento de Tierras utiliza una
estrategia de priorizar a la población con «capacidad de pago», con lo cual
los subsidios flotan buscando a los productores que pueden y deben pagar