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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 3-49, ISSN 2518-8674 

Autores como Pye, Lipset, Huntington, y Almond y Verba

18

 también 

avanzaron esta comprensión de la necesidad de establecer límites a la 
participación pública. Su trabajo se enfocó en los desafíos que enfrentan los 
Estados en el sur global por «la transferencia de instituciones democráticas 
al tercer mundo», al identificar e implementar mecanismos que podrían 
«potenciar la autoridad gubernamental y de la élite desde un principio»

19

Esta postura reforzó la idea de que los gobiernos democráticos debían ser 
dirigidos por minorías activas, mientras que el rol de la pluralidad de grupos 
intermediarios era el de garantizar algún nivel de participación social. En 
consecuencia, se consolidó un entendimiento de que «la democracia no 
requiere un alto nivel de involucramiento activo de todos los ciudadanos; 
puede funcionar muy bien sin este»

20

Este enfoque y énfasis en las élites se mantuvo y predominó también en la 
literatura sobre las transiciones democráticas, la cual surgió para analizar 
las transiciones de los regímenes autoritarios a los democráticos con un 
enfoque regional, en América Latina y el este de Europa

21

. Las transiciones 

a la democracia fueron vistas principalmente como un proceso político 
basado en las interacciones entre líderes civiles y militares. Mientras 
delegaba este proceso a las élites, la teoría de la transición no asumió a priori 
que estos poseían valores democráticos e introdujo una distinción entre 
tres diferentes grupos de actores dentro del sistema político. El primer 
grupo eran los «duros», quienes buscan una perpetuación del gobierno 
autoritario o, al menos, mantener las jerarquías en la distribución de 
poder. El segundo, los «blandos», quienes estaban de acuerdo en que en 
el corto plazo se debería incluir algún tipo de legitimación electoral en los 
regímenes autoritarios. Y el tercero, la «oposición democrática», quienes 
demandaban la institucionalización de la competencia electoral y al mismo 

18 Lucian W. Pye, «Introduction: Political Culture and Political Development», en Political Culture and 

Political Development, editado por Lucian W. Pye y Sidney Verba (Princeton: Princeton University 

Press, 1953), 3-26; Lipset, «Some social requisites of democracy», 69-105; Samuel Huntington, 

«Political Development and Political Decay», World Politics 17, núm. 3 (1969): 386-430; Samuel 

Huntington, «Political Development and Political Decay», World Politics 17, núm. 3 (1969): 

386-430; Gabriel Almond y Sidney Verba, The Civic Culture: Political Attitudes and Democracy in Five 

Nations (Princeton: Princeton University Press, 1963).

19 Paul Cammack, «Political development theory and the dissemination of democracy», 

Democratization 1, núm. 3 (1994): 357.

20 David Held, Models of Democracy (Stanford: Stanford University Press, 1996), 192.

21 Véase, por ejemplo, O’Donnell y Schmitter, Transitions from authoritarian rule; Diamond, Linz y 

Lipset, Democracy in Developing Countries.