26

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 3-49, ISSN 2518-8674 

observables en diferentes niveles institucionales y no institucionales, no 
representan una coincidencia. De hecho, los procesos históricos muestran 
una relación asertiva entre las élites tradicionales y el Estado, así como sus 
intenciones de perpetuar la dominación social, aumentar sus estrategias de 
acumulación y capturar rentas. Como lo señala Briscoe:

Diversos casos develan situaciones en las cuales el hecho de que funcionarios 
públicos incursionen en negocios ilegales no es solamente una po sibilidad 
tentadora para ciertas “manzanas podridas” dentro del aparato estatal, sino 
el legado intrínseco de Estados históricamente autoritarios o cómplices de 
la criminalidad y de ciertos cambios estructurales o modernizantes dentro del 
Estado (...)

80

.

Agregando elementos a este nexo con la tradición de gobiernos arbitrarios 
en Latinoamérica, Pearce

81

 señala el surgimiento de una particular y 

«perversa» forma de Estado, en la que las élites deciden no contribuir 
al establecimiento de un monopolio alrededor de la violencia. Como 
resultado, Pearce ve al Estado como un jugador clave que:

Contribuye activamente a la violencia, transmite y reproduce activamente la 
violencia, a veces a través de sus propios actos, a veces a través de la complicidad 
con los actos violentos de otros y a menudo a través de negligencia criminal al 
ceder espacios para expresiones privatizadas de violencia

82

.

De esta manera, la violencia se convierte más ampliamente en un factor 
crucial para estructurar relaciones en la sociedad y las élites priorizan 
la preservación de su exclusivo estatus social sobre concesiones hacia 
instituciones con un grado de imparcialidad, que en algunos aspectos 
podrían escapar a su control.

Las consideraciones de Pearce así como de la literatura que explora la 
cooptación del Estado, aumentan el escepticismo levantado en secciones 
previas con relación al rol de las élites en los procesos para generar sociedades 
con mayor igualdad y democracia. Históricamente, los patrones arbitrarios 
y de cooptación han sido parte de los mecanismos de las élites para 
estructurar órdenes sociales a lo largo de los diferentes periodos coloniales y 

80 Briscoe, «Evolución histórica de los nexos entre política», 42.

81 Jenny Pearce, «Perverse state formation and securitized democracy in Latin America», 

Democratization 17, núm. 2 (2010): 286-306.

82 ibid., 295.