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Revista Eutopía, año 1, núm. 2, julio-diciembre 2016, pp. 3-49, ISSN 2518-8674 

acerca de la motivación de las élites para conceder aperturas o facilitar el 
camino hacia las tres condiciones claves previamente mencionadas. Esto 
representa una limitación central y hay muy poca evidencia empírica para 
indicar que la «racionalidad económica» señalada represente un incentivo 
para establecer el control de la violencia o para brindar/otorgar concesiones 
por parte de las élites. Más bien, los intereses económicos y los patrones 
de comportamiento individualistas que hacen parte de esta racionalidad 
indican una incompatibilidad –especialmente en el corto plazo– con el 
incentivo de llegar a estas condiciones. Por otro lado, como se refleja en 
el análisis de varios Estados en América Latina, diferentes facciones de 
élites quedan atrapadas en la reproducción de mecanismos de acumulación, 
con esquemas de patronazgo y búsqueda de renta, perpetuando así estas 
dinámicas. Además, dado que algunas facciones de élites y sus estrategias de 
acumulación están íntimamente ligadas a patrones personalizados, ilegales 
y coercitivos, es improbable que estas concedan el control a un marco 
institucional impersonal o apoyen pasos hacia un orden social más inclusivo.

Adicionalmente, al conceptualizar las élites como seguidoras de intereses 
económicos racionales y al proponer estas consideraciones como un 
modelo para comprender las relaciones entre el Estado y la sociedad, el 
abordaje de North et al. parece reducir la complejidad de los procesos 
sociales. Parecido a la literatura de la perspectiva neopatrimonial, North, 
Wallis y Weingast dejan casi completamente a un lado la variedad política 
y cultural de contextos, así como la posibilidad de que focos de resistencia 
puedan surgir desde las diferentes sociedades. Esta limitación llega a ser 
evidente en sus intentos de extender las lógicas de comportamiento y las 
aspiraciones que se identifican entre las élites hacia los sectores no elitistas 
y sus formas de organización colectiva. Mientras enfatizan la importancia 
de una «sociedad civil amplia y activa»

61

 también delinean sus incentivos 

de acción de una manera que refleja una comprensión economicista y 
reductiva, al señalar la búsqueda de rentas como el factor principal de 
motivación para organizaciones políticas y económicas

62

.

Antes de explorar, en la cuarta sección de este artículo, la variedad de 
las motivaciones políticas y culturales más allá de este reduccionismo 

61 North, Wallis y Weingast, Violence and Social Orders, 118.

62 ibid., 141.