210

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 179-213

a. En Chile el Gobierno de Unidad Popular de Allende, tardó demasiado tiempo 

para reconocer las demandas específicas de los indios Mapuches, a pesar 
que éstos habían apoyado vigorosamente su régimen en los momentos de 
acceso y consolidación en el poder. 

b. En Nicaragua, la Junta Sandinista de Gobierno ignoraba por completo todo 

lo relativo a los derechos políticos y culturales elementales de las étnias 
indígenas y negras, a pesar que estas habían combatido también a brazo 
partido contra la dictadura de Somoza hasta su derrocamiento. En efecto, 
etiquetaron de “arranque autonomista” sus planteamientos en favor se su 
propia autodeterminación porque para ellos, ya tenían preparado el proyecto 
integracionista clásico: “hacer de ellos nicaragüenses de pleno derecho”.

Estos hechos son los que recomiendan a los indios mayas en general, y a 

los indios revolucionarios en particular, practicar una credibilidad condicionada en 
el proceso revolucionario guatemalteco, en lo referente a aspectos nacionalistas. 
Esta credibilidad sólo podrá ser afianzada progresivamente por los hechos, 
hechos que desde luego se escalonan desde el periodo de guerra revolucionaria, 
y después del triunfo de la revolución. 

Hoy en día, se considera de más en más que a los dirigentes revolucionarios 

sólo les queda reconocer que para el pueblo indio es imposible reducir su lucha 
solamente las reivindicaciones sociales, y por lo tanto, que sus reivindicaciones 
nacionalistas deben también y por lo tanto ser incluidas y apoyadas. Deben ser 
apoyadas porque a los ladinos sólo les queda apoyar lo que sus aliados indios 
decidan hacer de su destino nacional histórico, puesto que sólo ellos tienen la 
competencia de decidir en ese dominio. No podrían exijirles que acepten la opresión 
colonial y que rechacen la opresión capitalista porque estarían considerándolo 
como sub-hombre, como pre-hombre, y le estarían negando calidad humana. 

Además, se considera también que los dirigentes revolucionarios deberán 

aceptar que como el hecho colonial es al final de cuentas un fenómeno de 
origen económico y político, éste fenómeno debería desaparecer lógica y 
automaticamente al no más cambiarse el tipo de infraestructura que la originó. Es 
decir que el hecho capitalista (la causa) desapareciera realmente. Porque sólo se 
puede medir la desaparición real de una causa, midiendo la desaparición total de 
sus efectos.