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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 179-213
respeto a la libertad lingüística y el derecho de autonomía de los pueblos. En efecto,
una de las soluciones posibles a la cuestión de las nacionalidades podría ser el
de la instauración del bilingüísmo obligatorio para todos sus habitantes (ladinos
o indios), en todos los campos de la vida (económico, político, cultural, religioso,
etc.), y a todos los niveles (desde las más altas gerarquías hasta las bases). Eso
debería ser así en virtud de la doble nacionalidad de que está constituida el país,
y con el objeto de ahorrar la división del territorio guatemalteco en dos espacios
nacionales.
Pero esta solución es impracticable porque el etnocentrismo y la etnofobia
del ladino hacia el indio no le permitiría aprender y hablar una lengua mayance
sin prejuicios. Para eso faltarían todavía otros 460 años de descolonización. Los
ladinos serán siempre monolingües pero inglés y castellena, Ruso y castellano;
pero no maya y castellano. Ante tal realidad, la historia enseña que las naciones
monolingües sólo pueden coexistir pacificamente en el sistema federalista. No hay
otra solución, porque es estéril indianizar a los ladinos quienes consagran toda su
vida a demostrar que son y no quieren ser indios, como aberrante ha sido hasta
ahora querer ladinizar a los indios. A este respecto podemos decir entonces que
aquellos marxistas que sostuvieron que el indio era un producto del capitalismo
y que desaparecería al desaparecer dicho sistema, tendrán que corregir sus
planteamientos: porque son las sociedades y las clases sociales quienes nacen
y mueren sucesivamente, pero no la identidades nacionales. Estas permanecen.
Las identidades nacionales son los únicos resultados naturales y permanentes de
toda la evolución histórica de la humanidad, y los únicos divisores naturales de la
especie humana en grupos de hombres. Porque si no fuera así ya hubiera sido
fácil integrar a los indios, como fácil debería de ser el de indianizar a los ladinos.
Además de lo anterior la solución bilingüista es también poco realizable
porque plantería el problema de la selección de una lengua nacional mayance
en detrimento de las otras. Plantería también el problema de la generalización
del uso del castellano en las distintas comunidades mayas sin la correspondiente
generalización de las lenguas indias en la comunidad ladina. En consecuencia,
siendo impracticable el bilingüismo, la solución multilingüe es la que convendría
más al país. Sin embargo, de adoptarse dichas solución, los ciudadanos del
Estado multinacional guatemalteca tendrían forzosamente que ser políglotas,
parlantes de por lo menos cinco lenguas nacionales. Ya se puede imaginar la
reacción de repudio tendría un miembro de la Academia Guatemalteca de la