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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 179-213
es la valorización de las diferencias reales o imaginarias de tipo social, cultural
y biológico en provecho del ladino, mientras que la colonización es el fenómeno
global de la explotación y opresión económica, política, cultural y militar del
pueblo indio en manos de la burguesía de la comunidad ladina. Además, cabe
preguntarse, ¿cómo podrían resolver la cuestión de la discriminación racial sin
antes resolver el colonialismo interno?.
Lo que sucede con los marxistas de Guatemala (y de latinoamérica), es que
aún no han admitido sin restricciones la necesidad de la liberación de los pueblos
colonizados. Algunos lo han admitido pero deplorándolo, otros también pero en
términos de cálculo táctico. Pero nadie ha podido ni querido reconocer que el
nacionalismo: es la expresión actual de la liberación de los pueblos avasallados,
y por lo tanto que es un fenómeno auténtico y positivo. Nadie ha buscado integrar
el hecho nacional en una perspectiva socialista y así economisar a las naciones
colonizadas, la etapa del nacionalismo. La grán mayoría se ha limitado a rechazar
las aspiraciones nacionalistas, es decir, a rechazar la realidad y el curso de la
historia, para refugiarse en el obrerismo y en el intelectualismo. Otros se han
apresurado a calificar al nacionalismo indio de movimiento burgués y racista para
esconder mejor su propia ignorancia y racismo. Es este impase idiológico de los
marxistas perteneciente a naciones dominantes el que explica que en Guatemala
los encontramos abordando la situación colonial en términos de discriminación
racial y fechando el inicio de la opresión y represión en el país solamente desde
1954. O mejor dicho es su pertenencia nacional el que explica el desarrollo de tales
versiones parciales e incompletas de la realidad nacional mayance. Con estas
versiones sólo consiguen descalificarse porque se solidarizan con la concepción
colonialista y burgués de la realidad guatemalteca, además de incurrir en graves
errores metodológicos: toman el efecto por la causa como en el caso del hecho
colonial, y perciben e interpretan selectivamente la historia del país según sus
conveniencias, como el caso de fechar el inicio de la violencia institucionalizada
(porque los gobiernos de Arbenz y Arévalo no significaron nada positivo para el
pueblo indio desde el punto de vista nacional, aunque si minimamente, desde el
punto de vista social).
Pareciera que los marxistas ignoran los siguientes hechos:
a. Las naciones no son producto de los cromosomas y/o pensamientos de sus
miembros, sino de la historia, es decir, que son unidades políticas constituidas