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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 179-213

b. LAS IMPLICACIONES NACIONALISTAS DEL PROCESO 

REVOLUCIONARIO EN GUATEMALA.

Por su parte, el actual proceso revolucionario presiona por el reconocimiento 

de la autodeterminación de las nacionalidades mayances, los dirigentes, tarde o 
temprano, caerán en la cuenta de que:

• La actual “nación chapina” fué engendrada por el mismo sistema capitalista 

que ahora combaten. A menos que quieran ignorar expresamente que el 
descubrimiento y “conquista” de América fueron confinados por las dinastías 
de aquella época y la burguesía europea incipiente (quien se encontraba 
entonces en la etapa de acumulación primitiva de capital).

• La actual revolución social conlleva en sí misma una revolución nacional, porque 

no puede destruirse a la burguesía sin destruir previamente su instrumento 
de combate: El Estado centralista. Solamente que proyecten reutilizar las 
actuales estructuras estatales para continuar ejerciendo el colonialismo interno 
y limitarse entonces a socializar los medios de producción. 

• Es cierto que por ahora, los ladinos revolucionarios son los únicos que 

constituyen la fuerza y el carácter necesarios para dar origen a una nación 
ladina, y lo pueden hacer porque sus 460 años de vivencias en estas tierras 
Mayas constituyen ya una buena base germinadora de nacionalidad, y que 
puede reforzarse con la voluntad de ser y hacer nación. Sin embargo, los 
cambios estructurales que toda revolución conlleva, así como la presencia 
determinante del pueblo indio en el proceso revolucionario, acompañados de 
sus reivindicaciones nacionalistas, obligarán a los ladinos en general, a revisar 
sus tradicionales esquemas de interpretación y organización de la sociedad 
guatemalteca. Por tradición, cuando el pueblo indio lucha, lucha por igual 
contra todas las formas de opresión. No podría realizar una revolución selectiva 
donde algunas formas de opresión serían aniquiladas y otras concervadas, 
donde algunas serían consideradas apremiantes y otras postergables. Para 
el pueblo indio, la lucha revolucionaria es a la vez social y nacional, no solo 
porque sufre en carne propia ambas formas de opresión (la explotación y la 
colonización), sino también porque la misma burguesía quien las engendra, 
y porque se resuelven en el mismo marco de lucha (el espacio del Estado 
guatemalteco). En consecuencia, para él, la cuestión de saber si la lucha de 
clase es prioritaria o anterior a la lucha nacional es un debate superfluo, es un