162

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 161-173

Con este pensamiento mio coincidieron el del Gobierno y el del club “La 
Democracia” de Guatemala, así como el de la Comisión nombrada para intervenir 
en los asuntos de la Exposición, todos los cuales, deseosos de que ésta se 
celebre debidamente, excitan para un certamen literario á los escritores de Centro 
América, y ofrecen un premio “al mejor proyecto que se presente para civilizar á 
los indios”.

Amante como soy de esa raza desgraciada, y americano de corazón, me propongo 
tomar parte en el torneo sin juzgarme escritor y sin aspirar a premio, porque ni soy 
la primero, ni merece lo segundo este débil ensayo. Pero; cómo resistir el deseo 
de contribuir á que se rasgue el velo tenebroso que cubre la inteligencia de esos 
seres desventurados? Cómo negar mi concurso á la felicidad de la América, de 
esta tierra bendita, patria de nuestros mayores, objeto de nuestro culto, sobre la 
cual ha derramado el Creador sus incomparables beneficios?

Hijo de la experiencia, de la meditación y del buen deseo, mi trabajo puede servir 
de base á otros de mas elevado vuelo, y, si sólo eso consigo quedarán satisfechas 
mis aspiraciones.

Fácil es proponer: la dificultad está en ejecutar y tener éxito. Hay que luchar 
desde luego con un grande obstáculo, la resistencia que oponen los indios á 
todo lo que tiende a producir un cambio en su modo de ser: Viven apegados á 
sus costumbres, están conformes con su suerte, y no pretenden más de lo que 
tienen: pudiera decirse sin ser exagerado que, con ligeras diferencias, los indios 
de hoy son iguales á los que encontraron los conquistadores en los pueblos más 
atrasados del continente y de las islas.

Si oponen resistencia á todo lo que tiende a producir un cambio en su modo 
de ser, debemos confesar que no les falta razón para ello. Todo cambio de esta 
clase tiene que hacerse en nombre de la civilización, y la civilización significa para 
ellos la barbarie, porque en su nombre sufrieron sus abuelos esclavitud, despojos, 
maltrato y exterminio.

Necesario es por consiguiente, convencerlos de lo contrario, haciéndoles ver 
los beneficios de la civilización, y persuadirlos á que entren como factores de 
la misma, y del mejoramiento del país en que viven. Por fortuna, los indios, en 
general, son de naturaleza dulce y pacífica, y el éxito no es imposible si la obra