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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 157-159
siglo XIX, “civilizar” tenía otra connotación. Los gobiernos liberales, en el
poder desde 1871, habían impulsado un modelo económico agroexportador
basado en la explotación de la mano de obra indígena. En la última década
del siglo, el trabajo forzado ya estaba institucionalizado, aunque sufrió
modificaciones que lo hicieron más efectivo.
En ese entorno, tomó ímpetu la idea de civilizar a los indígenas, amparada
en un modelo educativo concebido como un instrumento de dominación;
la agricultura necesitaba brazos, pero ahora los requería civilizados. No es
casualidad que el primer tema que ocupó a los participantes en el Primer
Congreso Pedagógico Centroamericano, celebrado también en 1893,
fuera “¿Cuál será el medio más eficaz de civilizar á la raza indígena, en
el sentido de inculcarle ideas de progreso y hábitos de pueblos cultos?”
4
.
Este entramado de actividades respondía al proyecto de modernización
que Reyna Barrios sintetizó en una frase: “instruir es gobernar”
5
.
El documento que aquí se transcribe, de autor anónimo –el cual se
encuentra depositado en el Archivo General de Centroamérica. Fondo
de Educación. Signatura B, Legajo 35326. “Correspondencia y textos
educativos”. Documento suelto, 1892–, presenta un programa educativo
para los indígenas, pero plantea, además, la necesidad de una escuela
normal, una nueva ley de trabajadores y la abolición del mandamiento
6
.
De hecho, el decreto emitido el 23 de octubre de 1893, que derogó el
Reglamento de Jornaleros y en consecuencia el mandamiento, estimó “un
deber ineludible […] emancipar al indio del estado de postración en que
se encuentra, levantándolo al nivel de sus conciudadanos y haciéndolo
“indios y ladinos” adoptaran el vestido y calzado español. El ganador del concurso fue el
dominico Fr. Matías de Córdova, Utilidades de que todos los indios y ladinos se vistan y calcen a la
española, y medios de conseguirlo sin violencia, coaccion, ni mandato. Memoria premiada por la Real Sociedad
Económica de Guatemala en 13 de Diciembre de 1797 (Nueva Guatemala: Imprenta de D. Ignacio
Beteta, 1798). Otro de los participantes en el concurso, el betlemita Fr. Antonio de S. José
Muro, recomendó además la educación de los indígenas. Véase, Utilidades y medios de que los indios
y ladinos vistan y calzen a la española. Memoria que mereció el accésit entre las presentados sobre este asunto a
la Real Sociedad de Guatemala (Nueva Guatemala: Por D. Ignacio Beteta, 1798), 41 y ss.
4 Primer congreso pedagógico centroamericano y primera exposición escolar nacional instalados en la ciudad de
Guatemala en diciembre de 1893 bajo la protección de José María Reyna Barrios (Guatemala: Tipografía
y Encuadernación Nacional, 1894), 177-188; 282-287.
5 José Cal Montoya, prólogo a El nacimiento del racismo en el discurso pedagógico: el Instituto Agrícola de
Indígenas, por Bienvenido Argueta Hernández (Guatemala: PACE-GIZ, [2011]), 16.
6 El texto más conocido producto de este concurso fue escrito por Antonio Batres Jáuregui: Los
indios, su historia y su civilización. Guatemala: Establecimiento Tipográfico La Unión, 1894.