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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 161-173

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Como los premios producen siempre estímulo en el hombre, creo que el presente 
caso no sería una excepción. Y sabido como es el amor que los indios profesan a 
la tierra; teniendo tanta á su disposición el Gobierno y las Municipalidades, ningun 
premio sería tan agradable para los alumnos que sobresalieran en conducta y 
aprovechamiento como una pequeña extensión de tierra. Una manzana sería 
suficiente, la cual pudiera dárseles con la condición precisa de que la tuvieran 
siempre cultivada. Cuando no sea posible darles terreno, puede premiárseles con 
animales ó con su equivalente en dinero, destinado todo á la labor agrícola.

Así se lograrían muchos objetos al mismo tiempo: 1º. premiar a los alumnos 
verdaderamente distinguidos: 2º. crear pequeños propietarios, amantes de la paz 
y decididos adversarios de la revolución: 3º. convertir campos eriales en predios 
productivos, con beneficio general del país: 4º. traer la abundancia y la felicidad a 
los hogares de los indios en vez de la miseria que hoy reina en ellos, y hacer que 
sus corazones rebosen en gratitud hácia el Gobierno, las Municipalidades o las 
personas generosas que les hayan proporcionado tan grande beneficio: 5º. extender 
por todo el país la mejora en los cultivos que se haya aprendido en la escuela.

A todo trance debe asegurarse el éxito en las casas de enseñanza, y una de las 
cosas que mas han de contribuir á ello es la vigilancia que sobre ellas ejerzan las 
autoridades locales y departamentales, y los inspectores de Instrucción Pública. 
El resultado de sus observaciones lo comunicarán trimestralmente las autoridades 
locales á las departamentales, y éstas lo trasmitirán á continuación al Ministerio 
de Instrucción Pública, y los Inspectores pasarán mensualmente sus informes 
al mismo Centro. De esta manera el Ministerio estará siempre al corriente del 
estado en que se encuentra ese asunto de tanta trascendencia para el país, y 
podrá dictar sin pérdida de tiempo las medidas que juzgue necesarias para la 
conservación ó mejora del mismo.

No se limitará á esto la acción de aquellos funcionarios, sino que emplearán todo 
su celo y esfuerzo en que se cumpla la ley de enseñanza obligatoria. Bueno será 
que en el ejercicio de ese deber se use primero de medios prudentes y persuasivos, 
pero si ellos no bastaren se hará aplicación de las penas que señala la ley.

Por lo expuesto se verá cuanta es la influencia que pueden ejercer en la realización 
de este pensamiento las mencionadas autoridades. Deben, por consiguiente, 
ser bien escogidas, y exigírseles estrecha cuenta del cumplimiento de esas