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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 161-173

por favoritismo sino por equidad, teniendo en cuenta que así lo requieren los altos 
intereses de la patria y la regeneración de esa raza desgraciada. 

La edad de los alumnos y alumnas que vengan á estas escuelas no debe bajar 
de los dieziseis años, a fin de que sean capaces de aprender en dos las materias 
del programa, y de ir a hacerse cargo de las escuelas á una edad conveniente y 
á la mayor brevedad posible. Si se prescinde de este requisito hay que renunciar 
a la economía y al éxito del proyecto. Por el contrario, si los alumnos tienen las 
cualidades mencionadas y los maestros son buenos, la experiencia me autoriza 
para responder de su infalibilidad. 

Las escuelas primarias confiadas á los maestros indios serán de alumnos externos: 
necesitarán por regla general, dos profesores, uno de los cuales funcionará 
como director y tendrá a su cargo un curso, y el otro tendrá al suyo el otro curso, 
impartiendo entre ambos todas las enseñanzas del programa.

El hecho de tener maestros de su propia raza infundirá mas confianza a los indios, 
y enviarán á sus hijos a la escuela con menos repugnancia, muchos de ellos 
con gusto, pues los hay que son favorables al progreso moderno, y que quieren 
entrar por el camino de la civilización. Pero tenerlos en separación absoluta de 
la raza ladina, como llaman ellos a la blanca y mezclada, sería peligroso para el 
porvenir. Conviene asociar ambos elementos: y sería buena táctica hacer que en 
las poblaciones principales se hiciese entrar a los indios en las escuelas donde 
los maestros y la mayoría de los alumnos no corresponden á su raza, á fin de 
que, asociándose, se miren todos como una sola familia, como una sola masa 
compuesta de elementos homogéneos con iguales obligaciones y derechos.

Mas aún: no faltando entre ellos jóvenes que descuellan por sus talentos, debe 
hacerse lo posible porque entren en clase de estudiantes, hasta obtener su 
diploma en las Escuelas Profesionales los que más se distingan por esa cualidad 
y por su vocación a los vamos que se estudian en uno ú otro de esos Institutos.

Siempre que sea posible debe establecerse en los pueblos una ó mas escuelas 
para cada sexo; pero cuando no lo sea se establecerá una mixta, y en ese caso, 
se preferirá hacer cargo de ella á una maestra, porque está visto que la mujer 
tiene, en general, mejores condiciones que el hombre para el magisterio, y porque 
asi están más asegurados los intereses de la moral.