98

Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 93-106

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

En Hegel, el pensamiento se hace consciente de sí mismo en tanta  
subjetividad que quiere liberarse. Esta determinación es fundamental ya 
que establece una relación de conocimiento entre el concepto y el objeto. 
Sin embargo, se muestra una escisión entre el concepto y el objeto que 
debe ser superada allí donde los dos lados constituyen el movimiento 
de clarificación o de autoconciencia. Un objetivo primordial de la 
dialéctica hegeliana es mostrar el desarrollo progresivo de la percepción, 
la conciencia y, finalmente, la autoconciencia en el saber absoluto. Este 
movimiento progresivo de la consciencia y del objeto alcanza su identidad 
en el momento en que la conciencia se hace autoconciencia, dicho de otro 
modo: “[…] es el movimiento de la superación de la diferencia entre saber 
y verdad, sólo a cuyo final surge la total mediación de la misma, la figura 
del saber absoluto”

7

.

En la dialéctica hegeliana, el concepto se establece como el objeto por 
excelencia de la consciencia, es decir, el pensamiento se vuelve el objeto 
preferido del pensamiento

8

. Anteriormente habíamos hecho la referencia 

a la manera como el pensamiento conceptual subsume lo no idéntico a 
través de una superación progresiva de lo no conceptual. Haciendo esto, la 
dialéctica hegeliana crea la identidad sujeto/objeto, concepto/objeto, pero 
solamente después de haber sacrificado el carácter específicamente no 
conceptual del sujeto y del objeto. El movimiento totalizante del concepto 
puede así llegar a interpretar la realidad como racional solamente después 
de haber olvidado las experiencias y las situaciones no idénticas. Pero, ¿qué 
pasa si olvidamos el dolor y el hambre como expresiones tangibles del 
carácter no conceptual del ser humano y de su realidad histórica?

En este punto, Ernst Bloch remarca el límite de la filosofía para expresar 
conceptualmente el dolor y la miseria del ser humano:

ibid., 19. Esta idea la encontramos a su vez en los manuscritos parisinos de 1844 escritos por 

Karl Marx. En la tercera parte de estos escritos el autor analiza y critica la dialéctica hegeliana 

allí donde el objeto de la conciencia se convierte en la autoconciencia. Marx lo describe de 

la siguiente manera: “La idea esencial es que el objeto de la consciencia no es más que la 

autoconciencia o que el objeto es la autoconciencia objetivada, la autoconciencia en tanto que 

objeto”. Karl Marx, Manuscritos de economía y filosofía (Madrid: Alianza, 2003), 188.

8 “[…] en el más alto nivel del pensamiento, sujeto y objeto coinciden, como más tarde en el 

idealismo absoluto. Esto significa que lo pensado y el pensamiento deben ser la misma cosa”.  

Adorno, Métaphysique, 144.