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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 93-106

corre el riesgo de volverse una estructura de imposición. El pensamiento 
que clasifica, ordena, que elabora categorías, es el mismo pensamiento que 
puede controlar, encerrar, juzgar sin piedad

4

. Cuando la filosofía no es 

capaz de reflexionar en torno al carácter no conceptual de la realidad y 
del ser humano se convierte en dictadura a partir de su propia identidad. 
Adorno cree haber encontrado en esta posibilidad dictatorial de la filosofía 
el origen del pensamiento identificador

5

. Ignorar el carácter no conceptual 

del ser humano equivale a subordinar todo aquello que el sistema filosófico 
considera como inhumano o degradado. 

¿Acaso estamos frente a un límite infranqueable? No, al contrario, 
creemos que la filosofía puede superar el carácter identificador y dictatorial 
del pensamiento. De hecho, la reflexión de lo no idéntico por parte del 
pensamiento puede abrir las posibilidades de una filosofía transformada, 
de actividad vital consciente devenida en socialidad revolucionaria. El 
pensamiento conceptual debe insertarse en los dominios desconocidos 
de lo no conceptual si quiere mantenerse suficientemente crítica y no 
hipostasiar sus pretensiones liberadoras. Así pues, la filosofía deberá ir más 
allá de sí misma si quiere permanecer fiel a sus promesas de emancipación. 

Desde la Antigüedad, la filosofía ha sido considerada como el medio de 
liberación humana de los peligros del pensamiento mítico. No obstante 
esta promesa, se vuelve proyecto sistemático desde la Ilustración en el siglo 
XVIII, primero con Kant y Fichte, pero sobre todo con el pensamiento 
dialéctico-sistémico de Hegel. El pensamiento hegeliano ha sabido concebir 
la subjetividad como elemento reflexivo de la autoconciencia que quiere 
romper los conceptos fijos y liberarlos de los dogmas inculcados. Gadamer 
considera que la dialéctica hegeliana constituye: “[…] una progresión 
inmanente, que no pretende partir de ninguna tesis impuesta, sino más bien 
el automovimiento de los conceptos, y exponer, prescindiendo por entero 
de toda transición designada desde fuera, la consecuencia inmanente del 
pensamiento en continua progresión”

6

.

4 Michel Foucault, Surveiller et punir (France: Gallimard, 2006), 227.

5 Hoy podríamos decir: la filosofía y los filósofos edifican Estados, siendo el movimiento del 

concepto parte central de la materialización del orden social y la división social del trabajo. 

6 “Hegel y la dialéctica de los filósofos griegos”. Hans-Georg Gadamer, La dialéctica de Hegel

(Madrid: Cátedra, 2005), 12.