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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 71-91
1. París, en torno a 1800: reflujo político, exaltación positivista
Parece fuera de toda duda que, por lo que al origen de la sociología se
refiere, “el impulso inicial procede claramente de la doble revolución,
industrial y política, que ha conocido Occidente entre 1780 y 1860,
aproximadamente”
4
. Francia bulle, a caballo de los siglos XVIII y XIX,
en medio de todas las pasiones políticas desatadas, y Europa entera sufrirá
pronto las consecuencias
5
.
En el cambio de siglo, Francia sigue siendo la preocupación político-militar
de las monarquías europeas, pero al mismo tiempo vive un estado de
exaltación científica e intelectual sin parangón en su historia, producto de la
Revolución y de su sustrato ideológico: la Ilustración. Como resumen de un
país en agitación, París asombra al mundo y a la historia: “Alrededor del año
1800, desde el final del Antiguo Régimen hasta la Restauración (1789-1814)
se produce en París una acumulación de acontecimientos políticos, sociales,
intelectuales, científicos, religiosos y antropológicos de una intensidad
y trascendencia tan extraordinarias que algunas filosofías posteriores
encuentran un fundamento sólo en la lectura de aquéllos”, señala Michel
Serres al inicio de las bellísimas páginas que dedica a este hito en Historia
de las ciencias
6
. A partir de 1789 y durante 25 años se sucedieron todos los
regímenes posibles –monarquía, república, dictadura e imperio, con las
variantes y los excesos del periodo revolucionario antes de la restauración
monárquica– pero al final de la experiencia nada volvió a ser como antes.
4 Charles-Henry Cuin y François Gresle, Histoire de la sociologie.1: Avant 1918 (Paris: La
Découverte, 2002), 5. Aunque, si atendemos a sus orígenes más directos, que son franceses e
ilustrados, tendríamos que completar ese marco histórico aludiendo a cinco revoluciones con
influencia innegable en el proceso y el país que nos interesa describir: la científica, acelerada
paulatinamente desde el siglo XVII; la filosófico-política, o intelectual, con eclosión en el
proceso de la Ilustración (y los philosophes); la económico-doctrinal, con la ofensiva de las ideas
liberales procedentes de la Ilustración escocesa más la persistencia de la fisiocracia de cuño
francés; la técnico-industrial, que produce esa etapa de avances tecno-económicos llamada
Revolución industrial; y, por supuesto, la sociopolítica, que estalla dramáticamente en 1789 y
lleva desde la liquidación de la monarquía y del absolutismo del Ancien régime hasta la revolución
social, la dictadura napoleónica, las guerras imperiales y… la restauración borbónica.
5 Inglaterra ya había recorrido un itinerario parecido más de un siglo antes, en 1640-89, y con
traumas semejantes (decapitación del rey, guerra civil, toma del poder por la burguesía…). En ese
periodo, las referencias intelectuales serán Hobbes y Locke, primeros teóricos del pensamiento
liberal, así como los moralistas.
6 Michel Serres, “París 1800”, en Historia de las ciencias
, ed. por Michel Serres (Madrid: Cátedra,
1991), 381-82.