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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 71-91
• Como extensión del notable desarrollo del estudio de los fenómenos
naturales en el siglo XVIII, se aplica la misma metodología analítica
físico-matemática a un mejor conocimiento del “funcionamiento”
de los fenómenos sociales. Esta tendencia y esta traslación reflejan
el momento positivista en que se desarrolla la actividad intelectual
del momento, en la que tanto las ciencias exactas (matemáticas y
astronomía) como la filosofía natural en general, han adquirido un
elevadísimo nivel de prestigio.
• Se abre camino como la ciencia del orden, de la estabilidad y del
progreso, teniendo en cuenta la experiencia, traumática, de la Revolución
francesa –ese singular acontecimiento que marca en Europa el cambio
entre siglos y, también, entre épocas–, frente a la que se constituye
en reacción y como garantía de neutralización. Consecuentemente,
la sociología critica a la Ilustración en general y a la Enciclopedia en
particular, por considerarlas germen y causa del proceso revolucionario.
• En ese sentido, y aunque con ello despunte un elemento ciertamente
contradictorio, puede decirse que la sociología es, en alguna medida,
un reflejo –si no producto– del romanticismo ambiente de la transición
entre siglos. Si atendemos a los dos cualificados constructores de esta
ciencia en sus orígenes, Saint-Simon y Comte, este rasgo se deja sentir
mucho más en el primero que en el segundo. Y es oportuno destacar
que con el positivismo francés, que llamamos comteano, la ciencia es
objeto de exaltación y se llena de significación religiosa, lo que reflejan
ambos fundadores, derivando sus ideas, así como sus actitudes, hacia
posiciones de estrambótica religiosidad.
• La Revolución industrial, que viene adquiriendo presencia y ritmo
desde la segunda mitad del siglo XVIII, ejerce un doble efecto sobre la
aparición de la sociología. Primero como estimulante y confirmación de
la elección positivista en su construcción (Saint-Simon será fervoroso
industrialista y también Comte, aunque en menor medida). Luego como
fuente constante de horrores sociales, frente a los que los sociólogos
de la segunda hornada (empezando por Le Play) habrán de reaccionar,
aunque sea de muy distintas formas. A esta revolución tecno-económica
se atribuye la aparición tanto de la sociología (Francia) como de la