84

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 71-91

La concepción politécnica de la sociedad, dirá Cortés, consiste en “un 
organismo que evoluciona y se adapta a los nuevos tiempos y a los nuevos 
retos. El nuevo orden, basado esencialmente en el incipiente y creciente 
desarrollo industrial, según los sociólogos politécnicos permitirá reunir el 
mundo de las ideas (la metafísica) y el mundo real (la materia) a través de 
la ingeniería social”

32

. De ahí que sea en la Politécnica donde se produce la 

génesis del pensamiento llamado politécnico y del positivismo posterior, 
convirtiéndose en un hito capital en la historia de la ingeniería, de la ciencia 
aplicada y, por supuesto, de la historia de los reformadores e ingenieros 
sociales, así como del pensamiento sociológico

33

. Así se convierte, dada esa 

“mixtura coherente” de intereses formativos y científicos, en una institución 
clave para entender numerosos problemas y situaciones que relacionan 
ingeniería con sociología, entre los que no es el de menor importancia el del 
medio ambiente

34

. Porque esa matematización del mundo y de la ciencia, 

a la que tan fervientemente aspiraban los politécnicos, impondrá altísimos 
costes por las repercusiones que acabará teniendo en la naturaleza, la vida 
y la sociedad (y que desde mediados del siglo XVIII, con las críticas de 
Rousseau a la ciencia y la técnica, ya se van percibiendo). Este pensamiento 
politécnico es hijo de la:

Era de la epifanía de la figura redentora del ingeniero, con su halo místico, casi 
clerical y fáustico […]. El sociólogo y el ingeniero, una vez trasladado de éste a aquél 
el espíritu fáustico-mefistofélico, serán los dos grandes intérpretes de la sociedad-
fábrica que empieza a vislumbrarse, como una auténtica utopía, a principios del 
siglo XIX, y cuyos efectos llegan, sin lugar a dudas, hasta nuestros días

35

.

Además, y como consecuencia, los científicos e ingenieros politécnicos 
llegaron a constituirse, de hecho, “en una casta, en un sacerdocio y en un 
apostolado de raigambre cuasi masónico, y a lo largo de toda la historia de 
la institución se ha hablado de un espíritu o un genio politécnicos”

36

.

32 ibid., 230.

33 ibid., 53.

34 Estas relaciones conforman un paradigma, por cierto, de la quiebra e incapacidad de ambas 

áreas de conocimiento ante un problema sustancial y trascendente como es el ambiental, no 

percibido en su verdadera dimensión en el momento histórico que analizamos. Un relato 

ambiental de la relación histórica entre ciencia/tecnología y sociedad puede encontrarse en 

Pedro Costa Morata, “Repercusiones ambientales de las revoluciones científica y técnica”, XVII 

Reunión científica para alumnos de enseñanza secundaria, Villafranca de los Barros (Badajoz, España),  

Colegio de Jesuitas San José, 2013.

35 Cortés, La École Polytechnique, 164.

36 ibid., 54. De hecho, cuatro de los fundadores de la Politécnica –Monge, Berthollet, Fourcroy y  

Hassenfratz– eran francmasones.