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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 71-91
activa en los debates y enfrentamientos políticos que tenían lugar en la
sociedad francesa de la restauración monárquica, dando lugar a varias
suspensiones de actividad y a cierres de la escuela.
Esta formación, positivista, del ingeniero se funda en la convicción de que
su aprendizaje debe ser especializado y selectivo, muy por encima del que
se desprende de la actividad industrial o de la tradición gremial y artesanal.
De ahí el denso contenido científico y técnico de su formación ya que
“sólo a partir de estos conocimientos se podría acometer la revolución
social ilustrada desde la ingeniería que planteaba el ingeniero fáustico
politécnico”
31
. Y de ahí también la protesta de Hayek, porque la enseñanza
de la literatura, de la gramática y de la historia (habían pasado) a un
segundo plano, y la moral y la instrucción religiosa estaban, por supuesto,
completamente ausentes. Pero aunque es verdad que las humanidades
tenían en la Politécnica una presencia marginal, los positivistas y sociólogos
surgidos de ese ambiente politécnico supieron trasladar el espíritu ingenieril
y matemático, marcado por el entusiasmo ante la física newtoniana, a las
ciencias sociales en sus primeras expresiones prácticas, como los análisis
demográficos y electorales de base estadística y probabilística.
Respecto de sus homólogos británicos, los politécnicos presentaban
varias y notables diferencias. Contra al ingeniero inglés, que no posee una
formación académica especializada pero que exhibe su preparación práctica
de forma consustancial con el ritmo de la Revolución industrial (de la que
es protagonista indiscutible), el ingeniero francés (y, en gran medida, el
continental), es casi siempre un ingeniero de Estado, un tecnócrata de intenso
sentido corporativo y siempre vinculado a la acción estatal, sobre todo
por la construcción de infraestructuras. Otra diferencia era su concepción
“organicista” (sansimoniana) de la sociedad, privilegiando la producción y
la organización. Por su parte, los ingenieros liberales se expresaban desde
una concepción “mecanicista” de su trabajo, apoyándose en el mercado
como ámbito significativo de la libertad y la democracia. En resumen, para
los politécnicos franceses la sociedad/democracia era concebida como una
fábrica, mientras que el pensamiento liberal anglosajón la consideraba más
como un auténtico mercado.
personalidades fundadoras de la Politécnica: Monge, Berthollet y Laplace.
31 Cortés, La École Polytechnique, 58.