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royección
Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 71-91
[…] se constituyó básicamente sobre tres pilares o ejes vertebradores: una ideología
específica, la ideología sansimoniana asociada el industrialismo y al espíritu
fáustico del hombre posrevolucionario; una filosofía, el cientismo/cientificismo o
positivismo; y un instrumento, las matemáticas y el cálculo, generalizables a todo el
ordo material y espiritual del hombre, incluida la sociedad
20
.
Esta escuela era, evidentemente, un centro del republicanismo
revolucionario francés y, simultáneamente, una creación de los ideales
científicos del momento: era, en todo caso, un auténtico “producto
revolucionario”. Esa adscripción “sansimoniana”, que con razón se le
atribuye, tiene en cuenta que Saint-Simon
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entra en contacto con la escuela
en 1798, cuatro años después de su fundación, aunque es verdad que se
había formado en el mismo espíritu politécnico, ya que en su educación
intervinieron directamente algunos de los personajes fundadores de la
Escuela (como Monge o Lagrange).
Hay que tener en cuenta que, aun denominándose politécnica, en realidad
esta escuela acogía una amplia gama de disciplinas y carreras científicas,
siendo la base de la formación común la geometría descriptiva (o “arte de
proyectar”) y la química. Monge, principal factótum (y creador, por cierto,
de la geometría descriptiva, así como de la geometría diferencial, en este
caso con Euler), consideraba que la geometría era el verdadero lenguaje
del ingeniero.
La Politécnica venía a representar la condensación de aquel momento
de máxima brillantez intelectual en cuyo entorno, el prestigio de todos
aquellos científicos e ingenieros, según hace observar Cortés:
Se trasladó a la conceptuación de la sociedad que imaginaron el grupo de sociólogos
politécnicos, y que no fue sino una genuina exacerbación y radicalización de la
concepción ilustrada, es decir, de la literalidad de la razón, de sus extralímites y del
espíritu enciclopédico, de la unidad y del concepto holístico y consiliente (unitario)
del saber. Prácticamente todos los científicos, ingenieros y sociólogos de la École
Polytechnique se hicieron eco de una suerte de determinismo ecuacional que soportaba
todo el entramado material y natural del mundo conocido y del mundo remoto.
20 Francisco J. Cortés, La École Polytechnique y la bifurcación ideológica en Occidente (Almería: Universidad
de Almería, 2006), 52.
21 Claude Henry de Rouvroy, conde de Saint-Simon (1760-1825), personaje de personalidad
poliédrica y actividad incansable en numerosos campos del saber, de la política y de la iniciativa
económica.