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Revista Eutopía, año 1, núm. 1, enero-junio 2016, pp. 3-24
J
uan
B
lanco
c
ultura
:
punto
de
partida
del
diálogo
intercultural
excluye que cada cultura posea una “cierta identidad”, es decir, un
“constituyente contenido de referencias (Bezugsinhalte)” que funge
como “horizonte de identificación” (Horizont von Identifikation) para
el grupo y sus miembros
34
.
e. Se afirma una “concepción histórica” de la cultura
35
. Contextualidad
e historicidad (Geschichtlichkeit) son, entonces, las dimensiones
constitutivas del devenir de cada cultura
36
. Así, cada cultura tiene
una identidad situada y contextual, determinada por “procesos
abiertos en cuyo principio se halla ya el trato y el comercio con el
otro –sea la naturaleza o sean las diosas o los dioses– y con los otros
–sea la familia en el mismo pueblo o sean los pueblos vecinos–”
37
.
f. Cada cultura está determinada, además, por su inserción
en una específica situacionalidad histórica –hoy en día, una
“sociedad mundial” o globalizada– que influye en el modo de
interacción intra e intercultural –la imposición de una sobre
otras, la anulación de la diversidad cultural, etc.–. La posibilidad
de resolver los conflictos que surgen por el contacto entre
culturas tiene su raíz en la capacidad intracultural de solventar
sus distintas tensiones dialécticas
38
. Esta capacidad de resolver
las diferencias intraculturales haría propicio el compromiso
de cada cultura para el diálogo con otras tradiciones culturales.
34 ibid., 18.
35 Fornet-Betancourt, Transformación intercultural, 257.
36 Fornet-Betancourt, Beiträge zur, 15-16.
37 Fornet-Betancourt, Transformación intercultural, 257-258. Para Fornet-Betancourt dichas tensiones
pueden materializarse en contradicciones “sociales, políticas, económicas, religiosas, etc.; que
evidencian las luchas internas que fragmentan y diferencian los universos culturales específicos
y que hacen de ellos lugares históricos, social y económicamente diferenciados, esto es, lugares
donde hay espacios no solo para la diferencia individual […], sino también para la diferencia de
‘clase’ o de grupos de intereses; diferencia que es la que determina, en última instancia, el curso
de lo que he llamado el conflicto de tradiciones e interpretaciones en el seno de una misma
matriz cultural”. ibid., 199-200.
38 Esto es así porque al interior de toda cultura “hay siempre un conflicto de tradiciones; un
conflicto de tradiciones que debe ser leído a su vez como la historia que evidencia que en cada
cultura hay posibilidades truncadas, abortadas por ella misma, y que, por consiguiente cada
cultura pudo también ser estabilizada de otra manera como hoy la vemos”. ibid, 185. Es en este
sentido que Fornet-Betancourt afirma que toda cultura implica en su conformación y tensión
dinámicas políticas. Las ideas políticas y sus efectos, entonces, son elementos constitutivos de la
cultura. Fornet-Betancourt, Beiträge zur, 20.