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Conversa
Si empezamos a crear espacios personales para conocernos y
conocer al otro en su esencia humana, podemos avanzar hacia
la generación de características como líderes que fomenten
y fortalezcan espacios en los que los participantes vivan y
convivan con igualdad, equidad y justicia social. Ocampo
(2015) menciona:
Los estudios de neurociencias, neuroeducación y
neurodidáctica, los que explican la importancia de
educar el cerebro a través de ambientes potenciadores,
llenos de amor y seguridad. Las investigaciones
basadas en neuroimagen permiten comprender que el
cerebro humano aprende mejor imaginando, creando y
descubriendo (p. 23).
Unesco (2017) considera importante, además, crear alianzas
estratégicas entre los diferentes campos de acción que
permitan el apoyo mutuo y el respaldo a los procesos de
cambio hacia la inclusión, como parte de una transformación
social. Por lo mismo, Ocampo (2015) propone retomar el
diseño universal de aprendizaje, que implica:
(…) permitir a los educadores organizar la enseñanza a
través de los principios generales de la didáctica, como
son: a) el principio de singularidad y b) el principio
de socialización…el potencial del diseño universal de
aprendizaje no es otra cosa que organizar la enseñanza
a través de múltiples opciones que optimicen el
funcionamiento cognitivo de nuestros estudiantes desde
una perspectiva de potenciación (p.18).
Es decir, utilizar los espacios educativos en cualquiera de sus
formas y convertirlos en oportunidades de aprendizaje para
todos los que participen, de tal manera que «el sentimiento
de exclusión que es tan íntimo en el corazón humano, y se
halla tan soterrado, debemos sacarlo a flote, enfrentarlo, y
combatirlo. Desarraigarlo de nosotros» (Ramírez, 2018, p. 6).